Lucas, Kun y Morgan ingresaron justo en el momento en el que
Esmeralda terminaba de animar a Samuel. El limario se acercó rápidamente
a hacia ellos.
—¡Sam!... ¡Amigo! —Morgan llevaba un traje negro de grafeno
manchado completamente de sangre—. ¡Estaba muy preocupado por ti!
—Al fin llegaron, muchachos —comentó el detective Cleman.
—Pensé que nunca vendrían —dijo Esmeralda al ponerse de pie.
Samuel seguía de rodillas en el suelo, un poco confundido por la
repentina muestra de afecto de su amigo, quien últimamente se había vuelto
bastante frío con todos. Sam quería despejar sus dudas, así que le comenzó
a hacer preguntas.
—Morgan... ¿Por qué estás tan animado? ¿Y ese traje? ¿Por qué
llevas toda esa sangre encima?
—Oye ¡Me ofendes! ¿Acaso crees que no tengo sentimientos? ¡Yo
no soy como FARAC!
Él sonreía, pero se veía muy cansado y tenía enormes ojeras.
—¡Ya te dije que tú eres mi amigo y que me importas mucho! —
añadió.
Después de decir eso, este se arrodilló y desactivó su traje. Una gran
cantidad de sangre se empezó a deslizar desde la pulsera grafenada. Morgan
vestía una remera blanca y unos pantalones grises. Él apoyó una mano
sobre el hombro de Samuel, y ambos se miraron fijamente. El limario borró
la sonrisa de su rostro cuando vio el trauma en sus ojos, percatándose de
que el chico había pasado por muchas cosas.
—Sam... ¿Te encuentras bien?
Al oír eso, este inmediatamente se cubrió la cara con ambas manos,
y sus lágrimas comenzaron a salir sin que pudiera contenerse.
—¡Morgan!... ¡Yo!... —Él volvió a sentir náuseas, entonces
Esmeralda comenzó a frotar su espalda—. ¡Yo maté a una persona! ¡Lo hice
sin pensar!... ¡¡Soy un asqueroso asesino!!
—Sam... —El limario se levantó, y después de un momento de
silencio, agregó—: Esta sangre que ves deslizándose desde mi brazalete,