Lara lo siguió rápidamente para extenderle una tela de algodón. El
joven tomó la toalla con violencia y el limario quiso ir tras él.
—¡Kun! ¡¿A dónde crees que...
—Morgan, déjalo —Le aconsejó Lu apoyando la mano sobre su
hombro.
Este miró con sorpresa al gemelo, quien le explicó amablemente.
—Kun lleva dos días sin dormir; es normal que esté de mal humor.
Incluso tú te estás comportando de manera inusual.
››Mi recomendación es que los tres vayan a descansar. Ya
tendremos una reunión cuando todos estén más calmados.
Morgan frunció el ceño y apoyó los dedos sobre sus sienes como si
tuviera dolor de cabeza.
—Tienes razón, Lu. Chicos, disculpen por lo de hace un momento.
Nos vemos después... Necesito ducharme y descansar.
Todos lo veían caminar en dirección al baño. Lu particularmente lo
observaba con empatía.
—Con razón lo veía tan animado, sabía que algo no andaba bien
con Morgan —dijo Samuel con preocupación.
—Sí, tendemos a perder la compostura bajo situaciones estresantes
—comentó el oficial Belton. Luego añadió—: Es normal que desarrollara
emociones que no son habituales en él.
—¿Q-Qué hora es? —preguntó Sam.
—Son las 8:45 a.m. —respondió Esmeralda.
Návila se acercó a uno de los gemelos.
—Vamos, joven Luc... digo... Lucas... Lo acompañaré hasta el baño.
—No es necesario, yo lo haré —dijo Lu con una amable sonrisa,
este agregó—: Aun así, aprecio mucho tu hospitalidad... Eres muy
considerada con nosotros.
Los gemelos ya se estaban marchando hacia las duchas. En ese
momento Robert se acercó a la mujer.
—Eres demasiado considerada para mi gusto —comentó el
detective mirando a Návila con sospecha. Luego añadió—: ¿Por qué te
comportas de esa manera con esos chicos?