—No. Eso es imposible —contestó el gemelo, quien, rascándose
apenado la cabeza, añadió—: Ella casi no tiene tiempo. Es la emperatriz
después de todo.
››Ahora posiblemente está buscando una manera de mejorar aún
más nuestro estilo de vida. Ni siquiera yo, que soy su mano derecha, la pude
convencer para que viniera.
—Eso es típico de ella —comentó Morgan con una media sonrisa.
—¡Aun así!... ¡Quiero que sepa que estoy fascinada con el regalo
que me envió! —dijo Abi bastante emocionada. Ella pasó el bebé a Susan
para que lo cargara, y luego agregó—: Lu, cuando la veas, por favor dile
que me encantó el collar.
—Lo haré con gusto.
Susan se acercó al limario con el bebé en los brazos, y mirando
alegremente a su nieto, dijo: ¡mira Zilak! ¡Este hombre es tu tío Morgan!...
¡Él es el héroe de Eumaria!
Él sonrió al ver a la hermosa criatura.
—¿Puedo cargarlo un momento?
—¡Hombre!... ¡Claro que sí! Hazlo antes de que lo lleve a la cuna.
Susan se lo dio y Morgan cargó al niño, mirándolo directamente a
los ojos. El bebé jugaba con la barba del limario. Este besó su frente y le
susurró despacio: lo siento, Zilak..., espero que no me odies por lo que le
haré a todos.
Inmediatamente después de decir eso, se lo devolvió a su abuela,
pero nadie escuchó esas palabras.
—Bueno, nosotros ya nos vamos. —Cleman se despidió haciendo
un gesto con las manos y alejándose en compañía de Susan y del niño—. Es
hora de que los viejos nos retiremos y los jóvenes se diviertan.
Abigail y Lucas se despidieron de su hijo. Ella le dijo a su madre:
¡gracias mamá! ¡Y recuerda!... ¡Si él empieza a llorar, no dudes en lla...
—No te preocupes —La interrumpió la señora con una tierna
sonrisa. Su madre agregó—: Tú solo diviértete. Esta es tu noche.
Ellos finalmente salieron del recinto.
—¡¡Bueno, ahora sí!!... ¡¡¡Pongan la música y que empiece la
fiesta!!! —exclamó Lucas alzando una botella de alcohol en su mano.