—Niña..., nosotros, los humanos, somos culpables de tantas
atrocidades, por esa razón concluí que debemos extinguirnos para que nadie
más sufriera.
—¿D-De qué carajos estás hablando? —preguntó ella alzando la
vista.
Boldort se agachó y colocó las manos sobre los hombros de
Esmeralda.
—Niña, piénsalo, las guerras del mundo antiguo, las batallas y
traiciones en Eumaria, nuestro constante deseo de pelear... ¡Todo eso lo
causamos nosotros! ¡Somos conscientes de que hacemos mucho daño, y aun
así lo seguimos haciendo!...
››Mira a los animales, esas bestias matan para sobrevivir, ¡mientras
que nuestra especie mata y daña por placer! ¡Todo sería mejor si los
humanos dejáramos de existir!... Nuestro planeta al fin descansaría en paz,
¡y esa sería la paz absoluta!
—Yo... discrepo con usted. —comentó Lu ante las miradas de
Esmeralda y Boldort. El gemelo agregó—: Si bien es innegable que nuestra
especie hizo muchas cosas malas... También es cierto que hemos creado
cosas hermosas; el arte, la música, el baile, la literatura o el cine...
››Conceptualizamos cosas abstractas como el amor, la amistad, la
superación, el compañerismo y la fraternidad. ¡Nuestro ingenio fue tan lejos
que incluso hemos llegado a la luna y conquistamos el espacio!
››Usted solo menciona las cosas malas, pero los humanos somos
más que seres inmorales que buscan odiar... También somos capaces de
desarrollar empatía y compasión.
—Muchacho, todo lo que mencionaste es muy bonito, sin embargo,
no es ni la mitad de todo el mal que hemos hecho a lo largo de nuestra
existencia.
—¡Aun así!... ¡Yo no creo que debamos extinguirnos! —Lu se veía
un poco alterado—. ¡Piensen en nuestras familias! ¡Por primera vez!... ¡Por
primera vez siento que estábamos haciendo las cosas bien!
—¿¡Familia!? ¡¡¿Familia dices?!! ¡¡¡Todo mi linaje fue
exterminado!!! ¡¡¡Yo no tengo familia!!!