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DOLOR TORÁCICO: ¿ES SIEMPRE DE ORIGEN CORONARIO?
Si se presenta dolor torácico, ¿hay que acudir al cardiólogo y
al especialista en aparato digestivo?
Ante todo dolor torácico de carácter agudo se debe acudir al servicio
de urgencias de un hospital. La primera causa de dolor torácico que
hay que descartar es la cardíaca, ya que, además de ser la más grave,
puede afectar a la vida. Una vez que el paciente ha sido evaluado en
urgencias por un cardiólogo, si éste descarta una enfermedad car-
díaca y recoge en la historia clínica que padece reflujo gastroesofá-
gico, lo referirá al especialista en aparato digestivo. En ocasiones, el
paciente que sabe que tiene reflujo, el cual le origina a veces dolor
torácico, presenta un dolor agudo con características que él mismo
reconoce como diferente. En estos casos no hay que confiarse en que
ese dolor responde al reflujo y debe acudirse a urgencias. Cuando el
paciente con reflujo se encuentra bajo tratamiento médico, y éste es
el adecuado, es muy raro que presente episodios de dolor torácico,
por lo que habrá que pensar, si es que aparece, en otra causa.
¿Tiene alguna característica especial el dolor torácico produ-
cido por espasmo esofágico?
El dolor producido por espasmo esofágico puede ser en todo igual
al presentado por los pacientes con patología coronaria. Tiene
además la dificultad diagnóstica de que se calma con los mismos
fármacos (nitritos, nifedipina, etc.) que se utilizan en la angina de
pecho y el infarto. Por tanto, en estos casos, el paciente, aunque
sepa que padece una enfermedad del esófago, debe acudir a un
centro médico para que se le realicen las pruebas necesarias para
establecer el diagnóstico diferencial. Un simple electrocardio-
grama y determinadas enzimas o valores mediante un análisis de
sangre son suficientes para distinguir ambos procesos.
¿Puede un paciente distinguir en su propia casa un dolor
torácico de origen digestivo de uno de origen coronario?
Puede intuirlo, pero nada más. En muchas ocasiones son tan
similares que no debe quedar su interpretación en manos del
paciente, sino que tiene que ser el médico quien realice las
preguntas y exploraciones que considere pertinentes para su
diagnóstico. Desde el punto de vista puramente clínico, resulta
muchas veces indistinguible, incluso para el propio médico. Por
ello lo más razonable siempre es la realización de determinadas
pruebas. El paciente no debe, pues, arriesgarse a un diagnóstico
personal de su dolor torácico a partir de sus antecedentes, sino
que tiene que acudir a urgencias para que éste sea confirmado o
descartado por el médico.
Si se padece reflujo gastroesofágico y se tiene un dolor torá-
cico diferente al sentido en otras ocasiones por esta causa,
¿cómo debe actuarse?
Sin duda, debe acudirse inmediatamente a un servicio de urgen-
cias de un hospital. Ya de por sí es raro que un paciente con dolor
torácico debido a reflujo gastroesofágico presente síntomas de
esta naturaleza si está bien tratado, de forma que si el cumpli-
miento terapéutico es correcto, puede que el dolor obedezca a
otra causa. Por otra parte, hay que tener presente que un paciente
con reflujo puede en un momento de su vida desarrollar otra
enfermedad, como la coronaria (angina e infarto).
Glosario
Acalasia: trastorno esofágico caracterizado por una falta de rela-
jación del esfínter esofágico inferior.
Células ganglionares argentafines: células endocrinas presen-
tes en el tracto gastrointestinal.
Costocondritis: inflamación de la articulación entre las costillas
y el esternón.
Dispepsia funcional: trastorno gastrointestinal caracterizado
por un trastorno de la función que presenta síntomas propios de
indigestión.
Enfisema mediastínico: presencia de aire en el mediastino.
Esfínter esofágico inferior: zona que une el esófago con el estó-
mago. No es un esfínter anatómico, sino fisiológico.
Esófago en cascanueces: trastorno esofágico caracterizado por
la aparición de ondas peristálticas de gran amplitud y duración.
Espasmo esofágico difuso: trastorno esofágico caracterizado
por la aparición tras la deglución de contracciones esofágicas
repetitivas de carácter no propulsivo.
Hipersensibilidad esofágica: forma anómala de reaccionar de la
mucosa esofágica a diferentes estímulos.
Manometría esofágica: técnica que permite medir los cambios
de presión en el interior del esófago mediante la introducción de
una sonda portadora de un electrodo sensible a la presión.
Mecanorreceptores: receptores sensoriales existentes en el esó-
fago que traducen información de tipo mecánico (espasmos, roce
de alimentos, etc.).
Mediastinitis: inflamación del mediastino.
Mediastino: espacio central que divide el pecho o tórax en dos
partes laterales.
Neumotórax: presencia de aire en el espacio pleural.
Neuritis intercostal: afectación del nervio intercostal.
Osteoartritis: degeneración articular.
Peristaltismo: movimientos propulsivos que existen en el tracto
digestivo. Los movimientos peristálticos favorecen la evacuación.
pHmetría esofágica: técnica para medir el pH o ácido esofágico
mediante la introducción de una sonda portadora de un elec-
trodo sensible al ácido.
Pleura: membrana serosa que recubre los pulmones.
Pleuritis: inflamación de la pleura.
Plexo cardíaco: conjunto de fibras del sistema nervioso autó-
nomo que provienen de la cadena simpática y parasimpática
(nervio vago).