DE_2009_salud_cardiovascular

(tlittels) #1

LIBRO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR


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(en la actualidad, Fundación del Corazón, dependiente
de la Sociedad Española de Cardiología, SEC), y financiada
por varios laboratorios farmacéuticos que comercializaban
medicamentos antihipertensivos (para bajar la tensión
arterial), hipolipemiantes (para reducir los niveles altos de
colesterol y otros lípidos), así como ciertos medicamentos
utilizados en el tratamiento de los conocidos factores de
riesgo cardiovascular (hipertensión, hipercolesterolemia,
tabaquismo, obesidad, diabetes y sedentarismo). Gracias
a esta iniciativa, los españoles aprendieron con prontitud
que los accidentes cardiovasculares eran la primera causa
de muerte en todos los países desarrollados, incluida
España, y que existían unos factores de riesgo que predis-
ponían a padecer esos accidentes cardiovasculares, como
el infarto de miocardio o el ictus cerebral. También cono-
cieron que una alimentación sana y la práctica regular de
ejercicio físico moderado podían ayudar sensiblemente a
evitar la aparición de estos factores de riesgo. La instalación
de una carpa en Madrid, a finales de los ochenta, a la que
se podía acudir para medirse el colesterol y la tensión arte-
rial y recibir algún consejo médico, movilizó a los medios
de comunicación y se logró un gran impacto mediático.
Todavía hoy se celebra la Semana del Corazón.
Gracias a este tipo de iniciativas, poco a poco las infor-
maciones relacionadas con la salud han ido tomando peso
en las páginas de los periódicos, e incluso en los telediarios, y
han dejado de ser hechos esporádicos hasta el punto de que
la demanda de esta clase de noticias por parte de la pobla-
ción incitó a la creación de páginas y suplementos especiales
y al nacimiento de programas o secciones de radio y tele-
visión sobre la salud. Surgieron también las primeras agen-
cias de comunicación especializadas en temas médicos, que
realizaban para los laboratorios las funciones de un gabinete
de prensa y apoyaban las acciones informativas de las socie-
dades científicas más activas, entre ellas la SEC.


El paciente informado


El verdadero boom informativo sobre salud no se produjo
en nuestro país hasta comienzos de los años noventa del
pasado siglo, con la eclosión del sida en España. Es impor-
tante reseñar este hecho, pues la infección por el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH), además de generar en
nuestro país un nuevo perfil de enfermos (el del paciente
informado), potenció de manera determinante la informa-
ción sobre salud. Por aquel entonces, y por citar un ejem-
plo, un diario de tirada nacional como El País ya dedicaba
cuatro páginas semanales a las noticias sobre medicina.


También, y de forma inmediata, periódicos como El Mundo
y La Vanguardia crearon suplementos monográficos de
mayor envergadura y ABC incorporó páginas especiales
una vez a la semana. Del mismo modo, ante una audiencia
creciente, se afianzaron algunos programas de radio y los
informativos de televisión incorporaron de modo sistemá-
tico noticias relacionadas con la medicina.
Pese a todo, a finales de los ochenta y principios de
los noventa, el sida era el tema informativo más importante
y cualquier noticia era recogida en los diferentes medios, ya
se tratara de un avance en la investigación, de la comerciali-
zación de nuevos medicamentos, de las reuniones científicas
que se celebraban en España sobre este tema, de las acciones
sociales de las numerosas ONG en el entorno de los pacien-
tes, de las iniciativas del Ministerio de Sanidad en este con-
texto o del Congreso Mundial de Sida. Todo era relevante.
Gracias a los medios de comunicación, los médicos
que trataban a los infectados por el VIH se encontraron con
pacientes muy bien informados sobre su enfermedad y las
opciones de tratamiento. En ocasiones se daba el caso de
que éstos conocían los resultados de los estudios clínicos
antes de que el propio médico tuviese acceso a la infor-
mación, lo que hizo surgir una nueva característica de la
asistencia médica: la comunicación médico-paciente. El
sida demostró que la labor del médico ante un paciente
bien informado cambia sustancialmente el propio acto clí-
nico: las decisiones terapéuticas se toman conjuntamente,
se mejora el cumplimiento del tratamiento y se facilita el
seguimiento del propio paciente. Además, en la práctica
clínica se pasa del principio de beneficencia al principio

Personas de edad madura practicando ejercicio físico en la plaza
Mayor de Madrid.
Fuente: Sociedad Española de Cardiología. Fundación Española del
Corazón.
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