LIBRO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR
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los factores de riesgo cardiovascular y su prevención.
Además, la SEC era una de las sociedades más activas en
este campo, pues desarrollaba una amplia labor educa-
tiva desde la Fundación del Corazón y con la gran ayuda
de un excelente escaparate público como era la Semana
del Corazón. Finalmente, la dieta mediterránea, tenida por
las autoridades sanitarias internacionales como paradigma
de la alimentación cardiosaludable, facilitó que los medios
de comunicación se hiciesen eco de todo lo referente a las
enfermedades cardiovasculares: sus causas, su tratamiento
y su prevención a través de una buena alimentación y el
ejercicio físico regular y moderado.
Cuando la población asumió el concepto de
colesterol elevado (hipercolesterolemia) como un factor
de riesgo cardiovascular, comenzó a hablarse del coles-
terol bueno (colesterol HDL, high-density lipoproteins) y
del colesterol malo (colesterol LDL, low-density lipopro-
teins). Otro tanto sucedía con la hipertensión arterial y la
necesidad de controlar este proceso dentro de los límites
establecidos por las autoridades científicas. Se hablaba,
en definitiva, de prevención primaria y secundaria, y casi
siempre se acababa haciendo mención a los fármacos; un
hecho, este último, que irritaba a muchos médicos, pues
algunos de los pacientes que llegaban a sus consultas les
exigían ser tratados con éste o aquel medicamento que
había salido en el periódico, y exhibían el recorte como
prueba de su sabiduría. En realidad, aproximadamente el
75% de la información sobre salud era generada por las
agencias de comunicación contratadas por la industria
farmacéutica para la difusión de las noticias relacionadas
con sus productos.
Esta situación comenzó a generar un debate ético
interno en los medios de información, cuya autocrítica
llevó a conclusiones importantes: se generaban en los
pacientes falsas expectativas, no se analizaba suficiente-
mente la credibilidad de las fuentes y se hablaba en exceso
de medicamentos, muchas veces en relación con estudios
cuyos resultados tenían un claro sesgo comercial.
Por poner un ejemplo de cómo se desenvuelve este
debate ético, hay que referirse a los límites del colesterol
o de la tensión arterial establecidos como normales. Éstos
han variado en los últimos diez años en al menos dos oca-
siones, por lo que también han cambiado las definiciones
clínicas de la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial.
No son pocos los periodistas que consideran que tales
cambios no obedecen a criterios estrictamente clínicos,
sino que han sido promovidos desde la industria con el fin
de incrementar el consumo de medicamentos hipolipe-
miantes o antihipertensivos.
En cualquier caso, lo cierto es que en la actualidad
apenas se habla de fármacos en las informaciones relacio-
nadas con la salud, salvo en el caso de que se trate de medi-
camentos claramente innovadores. También existen otras
razones para ello: la irrupción de la genética en el estu-
dio de las enfermedades, el desarrollo de las tecnologías
médicas utilizadas en el diagnóstico y el tratamiento de las
diferentes patologías, la generalización del uso de Internet
como fuente de información y, también hay que decirlo, la
descentralización del sistema sanitario público en España.
El control de las fuentes de información
El nuevo cambio de paradigma de la información sanitaria
se produjo en diciembre de 2001, con el traspaso de las
competencias de sanidad a las comunidades autónomas,
descentralizando el sistema público de salud. Uno de los pri-
meros efectos sobre la información sanitaria fue la creación
de gabinetes de prensa en todos los grandes hospitales;
un soplo de aire fresco para los medios de comunicación,
bombardeados y saturados por las agencias de comunica-
ción. El sesgo comercial de las informaciones de las agencias
FIGURA 1. Frecuencia de aparición de noticias
relacionadas con diferentes patologías
en los medios de comunicación, 2005-2006
10
15
20
25
30
5
0
Patologías
Cáncer
Respiratorias
26,5%
Infecciones
15,7%
Cardiovasculares
11,4%
Neurológicas
8,6%
Psiquiátricas
8,4%
Musculares/óseas
4,8%
Hepát./endocrinas
4,4% 4,4%
Fuente: Informe Quirol. Fundación Española de Ciencia y Tecnología, 2007.
http://www.fundacionvilacasas.com/es/proyecto_salud/Quiral_Salud.