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Capítulo 77
Aportaciones de la investigación
en el área cardiovascular en España
Dr. Javier Guerra Aguirre
Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Subdirector gerente del Hospital Clínico San Carlos, Madrid
Investigación básica frente a aplicada
Qué se entiende por investigar
La respuesta podría ser buscar, averiguar, descubrir o
indagar una serie de acontecimientos o hechos que per-
mitan elaborar una teoría y su posible aplicación práctica.
Tradicionalmente se distingue entre producir conocimien-
tos y teorías (investigación básica) y ayudar a resolver pro-
blemas prácticos (investigación aplicada).
El propósito fundamental de la investigación es
generar conocimientos. La curiosidad o el interés pue-
den ser el origen de una investigación, pero cuando se
produce de una forma controlada, reflexiva, sistemática
y crítica se habla de investigación científica, que implica
la aplicación de un método.
Para el desarrollo de un proceso de investigación
son imprescindibles, al menos, tres elementos:
- La idea o tema que va a ser objeto de análisis
o hipótesis de investigación, fruto del conoci-
miento, la experiencia y la inquietud del investiga-
dor o investigadores, para convertirla en un mejor
conocimiento sobre la previamente existente. - La persona o conjunto de personas que realizan la
actividad (investigador o grupo de investigación). - evistas científicas, programas informáticos, labo R -
ratorios..., es decir, los medios materiales necesarios
para que los investigadores puedan llevar a cabo
su trabajo.
En síntesis, para mejorar el conocimiento es preciso
tener ideas, personas emprendedoras y recursos.
Si el objeto de la investigación es conocer o aportar
nuevos conocimientos sobre la prevención, la asistencia, la
curación y/o la recuperación de las enfermedades, se está
hablando de la investigación biomédica.
La situación actual de la investigación biomédica
en España
Aunque nuestro país ha emprendido una mejora en los
últimos años en la disponibilidad de recursos destinados a
la investigación, todavía se encuentra alejado de los están-
dares y cifras de los países del mismo grado de desarrollo.
Sirvan como comparación los datos aportados por Eurostat
correspondientes al año 2006, donde se indica que en
España el porcentaje del producto interior bruto (PIB) des-
tinado a investigación y desarrollo (I+D) fue del 1,16%, y
que el número de investigadores a tiempo completo por
cada 1.000 personas ocupadas fue del 4,6%, cuando la
media europea es del 1,84 y 5,4%, respectivamente.
La Unión Europea (UE) estableció en la Estrategia de
Lisboa destinar a la investigación el 3% del PIB para el año
2010, lo que hace pensar en una importante aceleración de
ayudas para la I+D con el fin de converger en ese objetivo.