Sociedad Y Cultura En La Antigua Mesopotamia - Klima Josef

(alangleds1) #1

la ciudad de Kirmansha, hasta una altura de 540 m. En ella,
Darío hizo cincelar su relieve junto con una inscripción en tres
lenguas que comprende 400 líneas, a una altura de 120 m.
sobre el suelo (véase lám. XXVI y XXVII). Esta inscripción fue
descubierta en los años treinta del pasado siglo por un joven
oficial inglés de la armada india, Henry Rawlinson. Tras ha­
berla observado con prismáticos consiguió trepar hasta la altura
de la inscripción sirviéndose de cuerdas y de una escala. Para
conseguir huellas exactas de los distintos signos cuneiformes,
pudo ir sacando moldes de toda la inscripción. Este trabajo,
que tuvo que interrumpir frecuentemente a causa de sus obli­
gaciones militares, duró casi un decenio.
Entretanto, también otros sabios trabajaban con inscrip­
ciones más pequeñas. Así, el sueco I. Lówenstern constató que
algunas palabras estaban representadas por medio de varios
signos mientras que otros signos tenían una significación ideo­
gráfica (como por ejemplo el signo para «rey»). El francés F. De
Saulcy expresó la opinión de que el babilonio era una lengua
semita, emparentada con el hebreo. Pudo averiguar que una
misma consonante se representaba a veces mediante distintos
signos. Esto fue explicado por el investigador irlandés E.
Hinks, que opinó que estos signos no representaban solamente
las consonantes, sino sílabas enteras. Algunos signos represen­
taban incluso sílabas compuestas por dos consonantes con una
vocal en el centro (c + v + c). Al mismo tiempo, Hinks llega­
ba hasta la ley de la polifonía. Observó que algunos signos
tenían no sólo un valor fónico, sino un valor ideográfico.
En el año 1847, Rawlinson copió la versión babilónica de la
inscripción de Behistun. Pudo descifrar aproximadamente 250
signos, es decir, más de la tercera parte de los contenidos en es­
ta versión. Lo acertado de su desciframiento quedó confirmado
con su traducción de otra inscripción asiria. Pero con esto no se
habían desvelado aún todos los secretos de la escritura cu­
neiforme babilónica. Nuevos hallazgos pusieron a la disposi­
ción de los investigadores un material cada vez más amplio.
Así, por ejemplo, se encontraron duplicados de un mismo tex­
to: uno de ellos, escrito en babilonio antiguo y el otro en escri­
tura cuneiforme babilónica. La mayor dificultad estaba en la
lectura de los nombres propios. ¿Cómo podía explicarse que en
una inscripción el nombre del rey babilonio Nebucadnezar es­
tuviera representado por los signos an-ak-sha-du-shish? Hasta
que no se encontró el vocabulario de Nínive, donde junto al
valor fónico se indica también el valor ideológico del corres­
pondiente signo, no pudo clarificarse este asunto. Para los sig­
nos an-ak se encuentra en este vocabulario la lectura ilu Na-hi-
um, «dios Nabu»; para sha-du, ku-du-ur-ru, «frontera»; y, fi­
nalmente, para shish, na-sa-ru, «proteger», que en total nos

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