de tiro. Un caballo precisaba aproximadamente 60 litros de ce
real al mes. Requería cuidadosas atenciones para mantener su
buen estado de salud y su buen aspecto. Se empleaban los cru
ces de caballos y asnos, los mulos, como animales de carga y de
tiro.
El camello tampoco era originario de Mesopotamia, donde
no se le encuentra hasta la época neoasiria. Las más conocidas
representaciones de camellos son las del relieve de Tiglatpileser
I (siglo XII a. de C.) y las del llamado Obelisco Negro de Sal
manasar III (2. a mitad del siglo IX a. de C>). En el primer re
lieve los camellos representados tienen una jorobaren el Obe
lisco Negro dos y procedían probablemente de las regiones del
nordeste, más frías. Era pues al camello de una joroba a quien
se llamaba propiamente «barco del desierto».
LA CAZA Y LA PESCA
Gomo demuestran los numerosos relieves con escenas de ca
za, ésta era una de las actividades preferidas del rey y de sus al
tos dignatarios. Gracias a estas representaciones y a los docu
mentos cuneiformes podemos reconstruir hoy exactamente la
caza de leones, leopardos, gacelas, antílopes, cabras montesas,
ciervos, lobos, jabalíes y otros animales salvajes y depredadores
(véase fig. 29). Los cazadores apresaban a los animales en fosos
y redes o utilizaban hachas, espadas y puñales. Del reino de las
aves, a los cazadores les interesaban como presas principales las
perdices, grullas, pelícanos, garzas, e incluso avestruces.
La pesca era una ocupación de las grandes masas que, de esta
forma, se procuraban un alimento barato (véase fig. 30). Por
documentos neosumerios (principalmente de la época de la III
Fig. 29. Escena de caza (los animales son apresados mediante redes). De un
relieve de Asurbanipal de Nínive. British Museum, Londres