Shutruknakhkhunte I, vencieron al rey casita Zababa-shum-
iddina en el año 1155 a. de C. Los elamitas retornaron a su país
llevándose un rico botín, pero en Babilonia ya no volvieron a
reinar los casitas, que fueron sustituidos por la II dinastía de
Isin, originaria del país, la cual acabó con los últimos rastros de
la influencia casita. Uno de los representantes de esta dinastía,
Nebukadnezar I, conjuró con éxito el peligro elamita, no obs
tante no fue lo suficientemente fuerte como para rechazar el
peligro que representaba el sur.
ASIRIA: SU ESPLENDOR Y SU DECADENCIA
A finales del siglo XII a. de C., en la parte norte de la región
mesopotámica, comenzó a formarse u n imperio bajo el gobier
no de Tiglatpileser I. Se puede seguir el rastro de la expansión
asiria hasta comienzos del segundo milenio antes de nuestra
era, la época asiria antiguaren la que comerciantes asirios se es
tablecieron en Asia Menor fundando allí sus colonias comer
ciales (véase cap. X). En esta época se fusionan con las tribus
nómadas asirías las tribus autóctonas de subareos, que, al igual
que los hurritas y los urarteos, estaban establecidos en la región
noroeste de Mesopotamia desde los tiempos prehistóricos. El
estado asirio se convirtió en un baluarte, oponiéndose a los
continuos ataques enemigos, que venían de todas direcciones.
Estas luchas ininterrumpidas contribuyeron sin duda a des
arrollar el duro e incluso cruel carácter de los asirios.
Lá poderosa ascensión de Asiria tras la caída de la III dinastía
de Ur, cuando Shamshíadad I, hasta entonces jefe de una tribu
nómada amorrea, bajo cuyo poder se encontraba tocio el norte
de Mesopotamia, se proclamó «rey de la totalidad». Pero Ham
murabi, que consiguió paralizar las fuerzas asirías de su época,
puso fin a sus conquistas. Tras Hammurabi, el reino Mitanni,
habitado por los hurritas, se opuso a la renovación de este po
der. Sólo tras su represión por los hititas quedó libre el camino
para el ulterior desarrollo de Asiria.
A principios del siglo XIV a. de C ., Ashshurubalüt I organizó
su reino en Asur. Tukultininurta I continuó su obra con victo
riosas campañas guerreras en ambos frentes: contra los hititas y
los babilonios. Cuando a finales del siglo XII a. de C. se desmo
ro n ó el reino hitita y también Elam perdió gran parte de su po
der, Tiglatpileser I extendió su dominio desde el Golfo Pérsico
hasta el Mediterráneo. En el décimo siglo de nuestra era
aumentaron los ataques de los nómadas.arameos, de origen se-
- mita, que acabaron por dominar todas las fronteras de Asiria.
-- En cuanto los soberanos asirios consiguieron, con la ayuda de
jlos,altos jefes militares, la supremacía sobre la conservadora cla-