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(rjguadog) #1

bloqueó: se habían quedado sin sonido y sin imagen. Esta última, ahora bien, amagó
con volver.
Durante cinco o diez fotogramas, Franchís y Daniel vieron partir a un trío de
personas que, como en todos los tríos de personas conocidos, eran tres. Un niño con
cara de alelado. Una niña rubia. La hija de los botijocultores.
—Ahora que caigo... sí, la verdad es que son unas cuantas coincidencias —dijo
el Dr. Doctor—. Habrá que comunicar esto a Linda Cordolç.
—¿La líder de la oposición? —El becario se hallaba extrañamente exaltado—.
¿El mayor enemigo del presidente Cracksey... exceptuando jueces, fiscales,
acreedores, familias desahuciadas y prostitutas indiscretas?
El asunto contaba para él con la máxima importancia, por lo que era correcto
avisar a las personas más importantes. Franchís se preguntó por qué había
reaccionado con adversidad ante la idea de llamar a Cordolç.
Creyó dar con la respuesta.
—Doctor, esa mujer joven... Esa chica me suscita algo.
—Sí, bueno, son cosas que pasan. —El director restó importancia—. Muchas
mujeres suscitan algo en hombres heterosexuales. La calle es un lugar horrible
pero, cuando salgas ahí, comprobarás que ellas están en una proporción mucho
mayor que en el Instituto Tecnológico de Tesland.
El director de Laboratorios Geilatt, que tan altruistamente había mantenido el
nombre de su primera víctima mortal en el mundo del interior de la tostadora,
subestimaba la experiencia de su becario en esas lides. En realidad, todos los actos
sexuales de su vida habían sido satisfactorios. Sí, todos. Todos. Los dos.

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