ENQNQLAB

(rjguadog) #1

acurrucarse, fuera del alcance de la vista de los demás viajeros. Tragó saliva y se
preparó para hacer una de las cosas que mejor se le daban: imitar voces.
—¡Silencio! —imploró con una voz muy similar a la de su jefe—. Soy Harlon
Cracksey, detective privado, físico cuántico y sobrino del presidente, Stevn
Cracksey. Escúcheme, señor Rudepsis.


Los pasajeros desviaron la mirada a aquel emisor simultáneo de ronquidos y
de palabras. No sabían cómo se las arreglaba para hablar estando dormido, pero
parecía muy consciente de la situación. El anciano se acercó a ese hombre con
peinado a lo Jaimes Deen en Revende sin cláusula.
—Señor Rudepsis, ha quedado claro que usted necesita esta máquina para
respirar correctamente. Pero es probable que, sin esa potencia, el Quantum Express
no pueda estabilizarse en el siguiente nivel de energía. —Los niños pueden aprender
con una rapidez pasmosa y Roberto ya estaba familiarizado con los principios
básicos de funcionamiento del tren cuántico—. Eso significa que permaneceremos
en un estado de confusión ontológica hasta que nos quedemos sin comida y nos dé
por matarnos los unos a los otros. Y usted es débil, señor Rudepsis. Siempre lo fue.
No pudo luchar por ella, por la reina de las animadoras, ¡tan hermosa y jovial!
¿Cómo iba a competir un enclenque como usted contra el capitán del equipo de
baloncesto del instituto? Se acabó casando con la chica más odiosa de la clase, que
le mantuvo dominado hasta que un golpe de suerte se la llevó con Dios... o con
Joule... o, para su alegría, con alguien que no es usted. Usted es débil y moriría el
primero si el tren se quedase estancado. Usted ha sido débil toda su vida, pero no
hoy. Hoy... no.
»Hoy, señor Rudepsis, usted deberá elegir entre respirar o seguir viviendo.
¿Qué desea: respirar o vivir?
Alguno de los pasajeros se preguntaba cómo demonios había hecho ese hombre
para indagar hasta tal punto en la vida del anciano... y sin estar despierto.
¿Telepatía? Otros intuían la verdad: se lo había inventado todo. Pero la mayoría lo
tenía claro: «Es un detective y para eso le pagan».

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