Bibliografía:
Tomás de Córdova, P. (1968). Memorias Geográficas, Históricas,
Económicas y Estadísticas de La isla de Puerto Rico. Tomo VI.
Ediciones Borinquen, Editorial Coquí. Pp. 244.
Creación de la Audiencia de Puerto Rico
EL REY. La importante situación geográfica de la isla de
Puerto Rico, la feracidad del terreno, susceptible de las más preciosas y
abundantes producciones, la salubridad del clima, y el carácter pacífico
de sus siempre fieles habitantes, interesaron el paternal desvelo de mis
augustos predecesores por su conservación y prosperidad....
Habiéndoseme dado a conocer por los jefes de la isla, y por consultas
de mi Consejo de Indias, la importancia y necesidad de crear allí una
Contaduría Mayor, independiente del tribunal de cuentas de la Habana,
vine en resolverlo así por mi real decreto de trece de noviembre de mil
ochocientos veinte y ocho, como medio más propio de allanar las
dificultades experimentales hasta ahora en Puerto Rico para la dación
de cuentas de Real Hacienda, y examen y finiquito legal; no siendo
posible de otra manera vencer los atrasos y grandes costos, ni las
interrupciones y riesgos frecuentes de la comunicación entre uno y otro
punto. Igual enmienda reclama imperiosamente el desorden advertido
respecto al modo de administrarse la Justicia, con particularidad en
segunda instancia. Debiendo llevarse las apelaciones al tribunal
superior del distrito, esto es, a mi Real Audiencia de Cuba, ha sucedido
no pocas veces, por las mismas causas y obstáculos, que los
puertorriqueños han tenido que renunciar a los remedios legales, viendo
parecer su justicia en los fallos de primera instancia, con el desconsuelo
de no obtener acaso su desagravio, ni el que sean reprimidos los
desaciertos de los jueces locales.... Persuadido de lo mismo mi actual
gobernador capitán general Don Miguel de la Torre, me ha propuesto la
creación de un Tribunal de Apelaciones en dicha Isla... Manifestó mi
Consejo, su dictamen en consulta de catorce de marzo de este año; y
conformándome con él, he venido en establecer, y desde luego
establezco, en la ciudad de San Juan Bautista de Puerto Rico, capital de
la isla, una Real Audiencia, compuesta de un presidente, que lo será
siempre el Capitán General de ella, de un Regente, de tres Oidores, de
un Fiscal para los asuntos civiles, criminales y de Real Hacienda, de
dos Relatores, un escribano de cámara, y los dependientes
indispensables para el servicio. Y es mi voluntad, que esta nueva
Audiencia se establezca con la misma autoridad y con los mismos
sueldos que tuvo la de Santo Domingo, y tiene hoy la de Cuba...
Además de esto, para facilitar la más arreglada y pronta administración