Raices Puertorriqueñas Historia de Añasco

(Anascopr) #1

muerto en el acto. Los indios, al verlo caer, se arrojaron sobre su
cadáver y cargándole en hombros, se apartaron a larga distancia,
prorrumpiendo en alaridos y suspendiendo el combate.
Ponce de León los dejó que celebraran tranquilamente los
funerales de su señor, aprovechando aquella coyuntura para regresar a
Caparra, a pesar de las murmuraciones de algunos españoles, a quienes
le parecía poca honrosa la retirada.
Quedaron los indios tan tristes por la suerte de aquel a quien
mató Juan de León con el arcabús, que nunca más se concentraron, ni
hubo reencuentro de consideración y la isla quedó pacífica, salvo
algunas pequeñas batallas con indios caribes, de que siempre fue muy
infestada, porque venían a deshoras y sin sentir hacían sus cabalgadas
en los ganados y en los hombres. Lo cierto es que los indios naturales
de Puerto Rico jamás volvieron a formar ejército, ni cuerpo
considerable, después de la muerte de Agüeybaná, que fue en este año
de 1511. La acción en el Yagüeca, aseguró a los españoles su
permanencia en Boriquen.
Bibliografía
Brau, S. (1981). La Colonización de Puerto Rico. San Juan, P.R.:
Instituto de Cultura
Puertorriqueña. Pp. 158.


Silvestrini, B.G. & Lugre de Sánchez, M.D. (1987). Historia de Puerto
Rico: Trayectoria de un
Pueblo. (1ra ed.). San Juan, P.R.: Cultural Puertorriqueña, Inc. Pp.
80-82.


Tapia y Rivera, A. (1970). Biblioteca Histórica de Puerto Rico.
Barcelona, España: Ediciones
Rumbos. Pp. 48.


Guerra Postrera de Ponce de León (Feb. 1511)
Después que Ponce de León sofocó la rebelión en las tierras de
Agüeybaná, donde los indios habían matado a Sotomayor y los que con
él estaban en su hacienda e otras continuas, sitio donde habían
construido el pueblo de Aguada que los indios quemaron y destruyeron,
regresó a Caparra. Luego, requirió por dos veces, según el Memorial de
Ponce sobre los sucesos, a los otros caciques alzados para que
reconociesen la autoridad del Rey y el vasallaje; y haciéndolo así, les
perdonaría todo en lo que habían delinquido. Solamente dos capitanes
de los indios se sometieron. Ante esto, Ponce de León declaró la guerra
postrera – así dicha en los documentos - a los caciques rebeldes, y

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