Politics and Civil Society in Cuba

(Axel Boer) #1

Presente y futuro del pensamiento cubano 261


observan hoy discretos movimientos estratégicos, por el camino de la
articulación de una sociedad civil (grupos comunitarios, proyectos rel-
acionados con la municipalidad, organizaciones supuestamente no
gubernamentales, políticas de desarrollo «desde abajo») que podría-
mos caracterizar de revolucionaria, por cuanto se trata de un diseño
todavía orientado y supervisado por el Partido. En mi opinión, solo se
trata de maniobras para desviar la atención de la profunda e irrevers-
ible crisis que sufre el país. Ya no hay consenso—si es que alguna vez
lo hubo, realmente—en torno a la Revolución, pero sus dirigentes
siguen empeñados en desconocer o, en el mejor de los casos, descalifi-
car la disidencia.
El fenómeno del poder político es algo que se realiza mediante una
peculiar dialéctica que tiene como polos el gobierno (élites) y la
oposición. Del mismo modo que no es concebible oposición sin gobi-
erno, así tampoco es posible en modo alguno que se pueda gobernar
sin oposición. Quien—desde uno u otro polo—ignora este elemental
fenómeno no hace política, hace su voluntad. Durante más de 50 años
se ha intentado en Cuba no reconocer a la oposición y el resultado ha
sido una continua producción de “enemigos” que se intenta contener
o contrarrestar con el reclutamiento periódico de nuevas almas. Estos
conversos vienen a completar el mecanismo de input/output del que
se vale el sistema autorreferencial (gobierno sin oposición oficial-
mente reconocida) para reproducirse.
Como es sabido, a diferencia del capitalismo—que llegó por vía
natural y no violenta—el socialismo es un experimento de ingeniería
social que, en el caso del proyecto nacionalista cubano, tuvo como
meta la producción del Hombre Nuevo. Este último viene siendo algo
así como conciencia pura. En el caso del proyecto internacionalista


  1. Vease, Ernesto Altshuler; Reinerio Arce; Mayra Espina; Pedro Pablo Rodriguez;
    Rafael Hernandez. 2005. “El debate de ideas en la cultura y el pensamiento en Cuba”.
    Temas (n0 41-42, enero-junio). Las propias intervenciones en este “debate” sobre el
    debate de ideas en Cuba mostraron que no se trato de un debate, sino de gente opi-
    nando, pues nunca hubo interaccion con otro punto de vista, sino con versiones de lo
    mismo. Dicho de otro modo, el supuesto debate nunca es una interaccion con la otre-
    dad, sino con la mismidad revolucionaria. Y asi sucede generalmente: lo totalmente otro
    (totaliter aliter) nunca esta incluido en los calculos de la democracia socialista.

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