va a considerar prejuicio todo lo que se oponga a lo que le han
dicho que es cierto, pero si actúa así va a estar lleno de
prejuicios, porque actúa según lo que le han enseñado y no por
un análisis imparcial, y todo porque no le apetece reflexionar
sobre el mundo que le rodea y prefiere seguir la moda intelectual
del momento. Es decir que en lugar de esforzarse en averiguar si
una opinión es un prejuicio va a cometer el prejuicio de aceptar
como buena la opinión equivocada de otros solo porque no
quiere dedicar tiempo a meditar sobre el porcentaje de verdad
que pueda tener lo que le han enseñado.
Un filósofo en cambio, cuando se aísla del mundo, reduce la
influencia del entorno y de ese modo consigue con la meditación
viajar por el tiempo y el espacio valorando todo de forma global,
esto le permite acercarse mucho a la verdad si tiene la suficiente
inteligencia. En realidad, cada cosa que nos rodea nos habla de
las verdades universales, la forma redonda de los planetas o su
movimiento repetitivo nos sugiere la naturaleza cíclica del
cosmos. El color rojo y el azul representan solo una de las tantas
versiones de la bipolaridad universal y la unión de ambos
produce el equilibrio y la vida, por eso, el color verde la
representa. Además, los valores universales se repiten sin cesar
en cada nivel de la naturaleza lo que también sirve de guía para
descubrir la verdad sobre cómo el universo se conecta y qué
elementos son primordiales en su funcionamiento. Buscando
todas esas coincidencias se puede entender la arquitectura del
cosmos.
Hay quien piensa, que para poder meditar es necesario adoptar
complicadas posturas con las piernas y las manos o emitir
extraños sonidos, quienes dicen eso es porque no son capaces de
encontrar el camino para conectar con el mundo espiritual y se
engañan a sí mismos desarrollando absurdos rituales con su
antonio.p
(Antonio.P)
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