El País Semanal - ES (2022-03-06)

(Antfer) #1

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E


l almuerzo valenciano,
conocido como el esmor-
zaret, es sagrado. Lo repi-
ten como una letanía los
parroquianos de los bares
que ofi cian esta tradición
singular que se remonta al
descanso para reponer fuerzas en los
trabajos de la huerta o en otros ofi cios
de desgate físico y amanecer tempra-
no. Desde hace tiempo se ha extendi-
do a otros ámbitos laborales, sociales
y urbanos. Su singularidad radica no
tanto en el uso del diminutivo, fre-
cuente en la lengua autóctona, como
en la hora en que se consume y en el
aumentativo con que se designan al-
gunos bocadillos de gran tamaño (XL,
XXL), rellenos de todo tipo de combi-
naciones de carnes, embutidos, torti-
llas, pescados, verduras o legumbres,
que se sirven a eso de las diez de la
mañana a un precio muy ajustado.
Estos contundentes entrepans, así
como su versión emplatada, van pre-
cedidos por los canónicos cacaus (ca-
cahuetes con cáscara) y posiblemente
tramussos (altramuces), olivas, cebo-
lletas en vinagre o ensalada, todo bien
regado con vino y gaseosa (vi i llimonà)
y cerveza. El ágape se da por concluido
con un carajillo o un cremaet, variedad
castellonense con el alcohol quemado
al que se suele añadir granos de café
o canela en rama. Las variaciones, no
obstante, son múltiples en un acto cu-
linario y social como el almuerzo, cuyo
signifi cado también puede confundir.

El sagrado ‘esmorzaret’


valenciano. Hunde sus raíces


en las madrugadoras y exigentes


jornadas de la huerta, pero sigue


vigente como una fuente de


dicha mañanera. Ni desayuno


ni comida, este entretiempo


opíparo gana adeptos como un


hábito cada vez más transversal.


POR FERRAN BONO
FOTOGRAFÍA DE MIKEL PONCE

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