National Geographic Spain - 11.2019

(Steven Felgate) #1

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LA ue se


rec o han


elegido vaqueros en vez de los amplios pantalonesshalwarque prefiere la socie-


dad tradicional india: un ejercicio de rebeldía minúsculo, pero importante para


aquellas muchachas que habían alcanzado la mayoría de edad en un suburbio


del sudeste de Delhi. En calidad de periodista, yo había seguido sus progresos


en un programa destinado a concienciar a la población urbana india sobre la


seguridad de las mujeres, y en aquel momento de principios de 2019 había acu-


dido con algunos visitantes extranjeros para mostrarles lo que tenían que decir


aquellas participantes de la iniciativa Gendering the Smart Safe City.


«¿Podemos cantar nuestra canción?», preguntó una.
Por supuesto, respondimos. Su actitud cambió: separaron los pies e irguieron

la cara, sin un atisbo de sonrisa. Nos miraron fijamente. Orquestaron su propio


ritmo de hip-hop y se arrancaron a rapear. En hindi, el rap tiene un plus de dureza:


Escucha lo que digo y repítelo así:
esta ciudad es para ti y para mí.
Tú no eres el dueño ni yo la intrusa aquí.
¿Se darían cuenta los extranjeros de que estaba conteniendo las lágrimas?

Tengo 42 años y soy madre de familia. Llevo casi 20 recorriendo la India, nor-


malmente sola. Las historias que me cuentan las mujeres, las historias que yo


misma vivo a diario, hablan de una sociedad cuyos espacios públicos se han


catalogado como territorio masculino. Recuerdo cuando era adolescente e inten-


taba esconderme bajo prendas amplias para ser invisible a ojos de los piropea-


dores callejeros. Veinte años después, siendo una profesional hecha y derecha,


seguía escondiéndome, encogiéndome tras el volante de mi coche para esquivar


las miradas invasivas de los hombres.


En la India las mujeres se enfrentan a estadísticas sobrecogedoras. En 2011 la

Oficina Nacional de Registro de Delitos recogió 228.650 delitos con víctimas


PÁGINAS ANTERIORES
Una mujer cruza una
calle en Nueva Delhi,
cerca de donde en
2012 se perpetró una
violación colectiva que
generó manifestaciones
en todo el país. El
Gobierno respondió
acelerando los
enjuiciamientos de los
agresores e invirtiendo
en iniciativas en pro
de la seguridad.
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