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Lunes 14/10/19
No hay necesidad de poseer objetos, y eso es lo que mue-
ve a algunas ‘start up’ como Rent the Runway a desarro-
llarse y crecer, aunque en este caso más que compartir se
trata de alquilar a un coste menor y acceder a ‘cosas’ que
de otra manera no estarían a nuestro alcance. El concepto
de la compañía es simple: acumula vestidos, prendas y
complementos de diseñadores y luego permite alquilarlos
por una fracción del coste minorista original. Con este mo-
delo de negocio, hay quien ha calificado a Run the Runway
como una de las ‘start up’ más disruptivas del mundo, me-
tiéndola en el mismo saco innovador de Uber, Airbnb o el
proyecto rompedor de Elon Musk, SpaceX. Sus fundado-
ras, Jennifer Hyman y Jennifer Fleiss, comenzaron con
la empresa en 2009 alquilando vestidos de cóctel de 500
dólares por sólo 75, aunque dede 2018 desarrollan nuevos
servicios de ‘suscripción’ –RTR Update (cuatro artículos al
mes por 89 dólares) y RTR Unlimited (alquileres ilimitados
de cuatro artículos a la vez por 159 dólares)–, que ya supo-
nen más del 50% de los ingresos totales de la compañía y
que les auguran un éxito creciente.
Aquí ya no se tira nada
Saasha Celestial-One y Tessa Cook son las funda-
doras de Olio, una una aplicación de redistribución
de alimentos que conecta a vecinos entre sí y a co-
mercios locales, en lo que se conoce como ‘la revolu-
ción de compartir alimentos’. El usuario de la ‘app’
puede subir una foto de un alimento que no se vaya a
consumir y que sea apto para el consumo, y quien lo
solicite primero puede recogerlo. En este caso los in-
tercambios son gratuitos, aprovechando la relación
entre vecinos, aunque Olio cobra una cuota a nego-
cios locales por recoger y redistribuir sus sobras al fi-
nal de cada día.
De un modo similar, Too Good To Go, se adscribe al
movimiento social que lucha contra el desperdicio de
alimentos. Con cerca de 10 millones de usuarios, esta
aplicación conecta establecimientos que tienen ex-
cedentes diarios de comida con personas dispuestas
a salvarlos a cambio de precios reducidos.
En el negocio del alquiler actúa Fat Lama, la ‘start up’
que ofrece un mercado de alquiler punto a punto to-
talmente asegurado para casi cualquier cosa. Su fun-
dador, Chaz Englander, creó la empresa en 2016,
cuando al renovar un espacio de oficinas en Londres
se dio cuenta de que había gastado demasiado dine-
ro en artículos de ‘un solo uso’ que eran difíciles de al-
quilar, como herramientas eléctricas, cortadoras de
azulejos y aspiradoras industriales.
Otro modelo de alquiler es el que desarrolla la ‘start
up’ Omni, que opera en el área de la Bahía de San
Francisco. Fundada en 2014 por Aaron Wiener,
Adam Dexter y Thomas McLeod, almacena y ges-
tiona espacios recogiendo artículos, clasificándolos y
fotografiándolos. Cuando el cliente quiere recuperar-
lo solicita que Omni lo deje con un coste adicional. Thomas McLeod, cofundador de Omni.
no a otra que elimina los costes de
transacción. Lo que necesitas lo con-
sigues; lo que no, lo das”.
Evolución de modelos
La economía compartida es un mo-
delo híbrido con diferentes formas
de intercambio de valor. Esto no sig-
nifica que los bienes y servicios sean
necesariamente gratuitos. Se puede
hablar de prestar, tomar prestado,
intercambiar, alquilar, colaborar, del
uso peer-to-peer, de co-crear, reci-
clar...
Gerard Olivé recuerda que empe-
zó a oir hablar de sharing economy
hacia 2013, y entonces entraban mu-
chos modelos de negocio en ese con-
cepto. Ejemplos como el de Airbnb
nacieron para compartir vivienda.
Aquí la amplia mayoría de la comu-
nidad es gente normal que alquila su
casa o una habitación. José María
García recuerda que “Airbnb ha lle-
gado a comprar hoteles. Esto supone
pasar del sharing al on demand. Al
crecer, algunas start up generan su
propia demanda”.
También surgieron otras ideas
más sui generis como el couchsurfing,
donde Fred Caballero y Facundo Vi-
llaveirán, fundadores de Startup
Stay, crearon una comunidad global
Disfrutar de la última
moda sin gastar
Saasha
Celestial-One
(derecha), y
Tessa Cook,
cofundadoras
de Olio,
Pioneros del ‘couchsurfing’
Fred Caballero y Facundo Vi-
llaveiran comenzaron creando
una agencia web especializada
en consultoría en ‘social media’ y
márketing online, pero luego
evolucionaron hacia el ’cou-
chsurfing’, una tendencia que tie-
ne que ver con el negocio de
compartir y que surgió hace sie-
te años. Si el ‘coworking’ sirve
para que los creadores de em-
presas encuentren espacios
creativos y adaptados a sus pro-
yectos, en los que pueden com-
partir éxitos y fracasos a un pre-
cio asequible en contacto con
otros profesionales, el ‘cou-
chsurfing’ tiene que ver con el in-
tercambio de alojamientos en
casas de gente no conocida pre-
viamente y contactada a través
de una página web. Fred Caballe-
ro y Facundo Villaveirán funda-
ron Startup Stay, una comuni-
dad global para emprendedores
que viajan. Ambos detectaron
que si uno es de los que crea o
hace crecer una nueva compañía
resulta útil establecer y mante-
ner relaciones con otros em-
prendedores en la misma situa-
ción, con los mismos problemas.
La idea de Startup Stay era ayu-
dar en sus viajes a los creadores
de compañías a alojarse al tiem-
po que mantienen o desarrollan
una red de contactos útiles. Así,
un emprendedor local en cuya
casa es posible alojarse no sólo
nos ahorra dinero en hoteles o
facilita buenas recomendacio-
nes acerca de dónde comer o
qué visitar. Además, brinda con-
tactos para hacer negocios allí.
para emprendedores que viajan. Los
dos innovadores habían viajado por
el mundo, y habían vivido en Argen-
tina, España e Irlanda. La idea de
Startup Stay era ayudar en sus viajes
a los creadores de compañías a alo-
jarse al tiempo que mantienen o de-
sarrollan una red de contactos útiles
para sus propósitos de emprendi-
miento. La plataforma, además, re-
sultaba útil para descubrir a otros
emprendedores con intereses simi-
lares y a contactar con ellos de mane-
ra virtual.
Olivé recuerda que dentro de la
economía colaborativa se hablaba
incluso de Uber y se refiere asimis-
mo al modelo de Wallapop –una es-
tructura en la que mucha gente ven-
de a mucha gente que está compran-
do– o al de Chicfy, ejemplo de una
Jennifer Hyman y Jennifer Fleiss son las fundadoras
de Run the Runway.
La riqueza media neta
de los ‘Millennial’ es de
3.000 euros, frente a
los 63.000 de los ‘X’
Las nuevas
generaciones prefieren
disfrutar a poseer, y
esto lleva a compartir
comunidad en la que se vende lo que
a uno no le gusta o no usa.
Por su parte el CEO de Amovens
explica que compartir y colaborar
pueden confundirse, y añade que su
compañía conecta tres negocios en-
tre sí: por un lado, la idea del viaje
compartido, que se relaciona con el
hecho de que si alguien tiene su co-
che parado puede compartirlo con
otros usuarios o alquilarlo, con lo
que el coste de la cuota mensual se
reduce considerablemente. El tercer
negocio es un alquiler todo incluido
que, además, ofrece la opción de
realquilar el vehículo cuando no se
usa. Estos negocios forman un cír-
culo y son tres servicios únicos que
pueden ser conectados.