había engañado. Cumplió su condena de 18
años de cárcel en Israel y posteriormente le
prohibieron abandonar el país.
ASESINATO FALLIDO EN JORDANIA
1996 y 1997 fueron años en los que Israel
padeció frecuentes ataques por Hamas. Tras
un atentado suicida en julio de 1997, el jefe
del Mossad Danny Yaton informó al primer
ministro Benjamin Netanyahu de que el res-
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operaciones era Khaled Mashal, que en ese
momento estaba viviendo en Jordania.
Netanyahu ordenó liquidarle de inme-
diato. Yaton mostró sus reticencias porque
actuar en el suelo de un país con el que tenían
buenas relaciones era un peligro. No le sirvió
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orden. Entonces, mandó un equipo de Kidon
para liquidar al palestino. Diez hombres en-
traron en Jordania, como era habitual con
pasaportes de terceros países, y llevaron a
cabo el seguimiento previo antes de actuar. El
arma en esta ocasión era un veneno fabricado
en laboratorio lanzado con un spray.
En la mañana del 25 de septiembre de
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por un chófer-escolta, se dirigía a la sede de
Hamás en Amman. A mitad de camino, el
conductor detectó un coche del Kidon que
les seguía y alertó a la policía jordana, que
les tranquilizó porque había sido alquilado
por unos canadienses. Cuando llegaron a su
destino, les esperaban en la puerta, junto a
muchos árabes, los dos agentes encargados
del asesinato. Uno de ellos se acercó al diri-
gente de Hamás y apretó el spray, aunque
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Mashal se percatara y diera la voz de alarma.
Su escolta se lanzó a por los dos hombres, a
los que estaban prestos a ayudar el resto de
El asesinato de ROBERT MAXWELL
i
Uno de los máximos expertos en los temas del Kidon, Eric
Frattini, que ha investigado todos sus asesinatos, aportó una
información sorprendente sobre el magnate de la prensa
Robert Maxwell, a quien también dejó al descubierto el escritor
Gordon Thomas.
Maxwell era uno de los judíos más influyentes del mundo que había colaborado
estrechamente con el gobierno de Israel y su brazo alargado, el Mossad. Mientras tuvo
dinero e influencia, se llevaron estupendamente. Permitió la salida de muchos judíos
de Rusia gracias a sus relaciones con el KGB y en el caso que acabamos de ver de
Vanunu, le entregó al Kidon sin ningún remordimiento.
Con el paso de los años, Maxwell amplió su campo de mira y se metió en negocios
y asuntos turbios que no gustaron a sus socios ocultos porque iban en contra de sus
intereses. En 1991, sus empresas entraron en una crisis financiera que estaba a punto
de desbordarle. Necesitaba 400 millones de libras para salir del atolladero y se los
pidió al Mossad, que se negó en rotundo.
El magnate famoso en el mundo entero se había convertido en un personaje
peligroso por los amigos nada recomendables que había hecho en los últimos años,
entre los que se encontraban agentes del KGB enemigos de Israel. El primer ministro
Isaac Shamir no tuvo los prejuicios de su antecesor Simón Peres y firmó la orden al
director del Mossad, Shabtai Shavit, para que el Kidon liquidara a un judío.
El 4 de noviembre, Maxwell se había alejado del ruido de acreedores que le
atosigaba en el Reino Unido. Se había subido a su yate Lady Ghislaine y en lugar de
atender a su teléfono, que no paraba de sonar, aprovechó para recorrer el archipiélago
canario y bañarse desnudo en calas escondidas. Su plan era atracar al día siguiente en
Tenerife y viajar a Londres para enfrentarse a sus problemas financieros.
A las 4,45 de la madrugada del 5 de noviembre, el financiero llamó al puente
de mando porque en su camarote hacía frío. Poco después, una lancha neumática
con cuatro kidon se aproximó al barco, dos salieron y penetraron sigilosamente en el
habitáculo de Maxwell, donde le inyectaron un anestésico que le dejó inmune a todo.
Después lo tiraron al mar, donde no tardó en morir. Los Kidon abandonaron el barco
con el mismo sigilo y desaparecieron.
La tripulación tardó casi siete horas en notar la ausencia de su patrón, aunque
descubrieron su cuerpo esa misma tarde en el mar. Los investigadores no encontraron
pruebas que probaran un asesinato. La familia nunca dudó de que había sido el Kidon,
a pesar de lo cual aceptaron enterrarle en Israel a los pies del monte de los Olivos.