compañeros del Kidon. Pero apareció la po-
licía local y tuvieron que huir. La conclusión
fue la detención de dos agentes del Kidon y
el ingreso hospitalario por envenenamiento
de Mashal, que estaba grave, aunque el vene-
no no había penetrado en tal cantidad como
para matarle instantáneamente.
La norma general es que los servicios se-
cretos tienen que pedir permiso para actuar
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grantemente los israelíes. No tenían posibili-
dad de desmentir su participación porque dos
de sus agentes estaban encarcelados. Para
colmo, Mashal no había muerto y existía la
posibilidad de salvar su vida.
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pantalones de Netanyahu y la dimisión a cor-
to plazo de Yaton. Israel les envió el antídoto
EL 19 DE ENERO, A LAS 20:24, EL DIRIGENTE DE HAMAS
ENTRÓ EN EL HOTEL Y SUBIÓ A SU HABITACIÓN. 17
HORAS DESPUÉS, DESCUBRIERON SU CADÁVER
para el jefe de Hamás y como castigo tuvieron
que liberar al principal líder palestino que
tenían encarcelado, el jeque Ahmed Yassim.
Cumplidas las condiciones, los dos Kidon re-
gresaron a casa.
DUBAI: YA NADA ES IGUAL
La unidad de asesinos se ha mantenido du-
rante 60 años aunque actualizando agentes y
métodos. Cada vez que puede ser eliminado
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nistro y comienza el trabajo de campo de la
unidad especial del Mossad para saber cómo
y dónde poder acabar con su vida. Todo pa-
rece bastante parecido, aunque la discreción
con la que les encantaba actuar ya es muy
difícil mantenerla. Las cámaras que inundan
las ciudades para satisfacción de las policías
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cuentes, juegan en su contra.
Uno de los últimos asesinatos conocidos
–decenas de ellos quedan en segundo plano
todos los años– fue el de Mahmoud al Ma-
hbouh, importante dirigente de Hamás que
participó en el asesinato de soldados israe-
líes y que había establecido una relación de
colaboración con Irán para conseguir armas
y apoyo logístico. El Mossad le localizó gra-
cias a que violaba las más imprescindibles
medidas de seguridad, entre otras sacaba los
billetes para sus desplazamientos a través de
Internet.
En enero de 2010, Mahbouh había de-
cidido viajar a Dubai e instalarse en el hotel
Al Bustan Rotana. Se tiene la constancia de
que al menos 11 Kidon se desplazaron al país,
cuya identidad nunca pudo conseguirse por-
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identidad de otros tantos israelíes con doble
nacionalidad.
El 19 de enero, a las 20:24, el dirigen-
te de Hamas entró en el hotel y subió a su
habitación. 17 horas después, descubrieron
su cadáver. En cuanto la policía de Dubai le
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había sido ejecutada por el servicio secreto
israelí. En este caso, las nuevas tecnologías
jugaron en contra del Kidon. Dubai está pla-
gada de cámaras y pudieron demostrar toda
la actuación de los asesinos. Fueron iden-
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les acusaron directamente del asesinato. En
Israel callaron, como siempre varios países
adoptaron medidas contra ellos. Les dio igual.
La auténtica identidad de los Kidon está pro-
tegida y las presiones pronto pasaron. Siem-
pre habrá algún ministro israelí con la cara
de decir: “Ustedes ven demasiadas películas
de James Bond”.
A la izquierda, la
dinámica ciudad
costera israelí de Tel
Aviv.
A la derecha, Shimon
Peres, dos veces
primer ministro de
Israel y presidente
del Estado entre
2007 y 2014.
Abajo, Hamas rinde
homenaje a su
dirigente Mahmoud
al Mahbouh,
asesinado por el
Kidon en Dubai en el
año 2010.