El Mundo - 12.09.2019

(Marcin) #1

EL MUNDO. JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2019
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OTRAS VOCES
i


IMPACTANTE, DEPRIMENTE, impensa-
ble, son términos que definen la prolon-
gada implosión del Brexit que se desarro-
lla ante nuestros ojos en Reino Unido.
Pero, quizás, el adjetivo que mejor defi-
ne el proceso es surrealista. Surrealista en
su acepción literal. La clase política del
Reino Unido vive hoy en otro mundo. Des-
conectada de la realidad, consumida en sí
misma y carente
de toda perspecti-
va exterior. El
Brexit es un agu-
jero negro y, co-
mo en astrofísica,
todo a su alrede-
dor queda defor-
mado. Y nos pue-
de atrapar en su vértigo.
Los europeos continentales seguimos
con mórbida fascinación cómo un país tra-
dicionalmente ejemplo de autocontrol y
fortaleza institucional se autodevora. Los
debates en la Cámara de los Comunes y los
votos nocturnos compiten con las series de
televisión más dislocadas. ¿Cuál será la
próxima norma, el próximo principio fun-
dante del Estado de Derecho que resultará
pateado en esta locura?
Pero no nos podemos permitir el lujo de
ser meros espectadores. Porque nos va mu-
cho en ello. La Unión Europea y los otros
27 miembros tenemos un interés vital; y no
sólo en cómo concluya este desaguisado.
Porque hemos de proseguir en nuestra em-

presa común. Y mientras las disputas lon-
dinenses acaparan foco y energías, somos
cada día más –me cuento entre ellos– los
que vemos con enorme preocupación cómo
se va cegando el laberinto del Brexit.
Porque, cuanto más se extrema el teatro
de Westminster, más evidente resulta que
esta agonía se puede alargar de manera in-
definida, arrastrando a la UE.
No nos lo podemos permitir. Se abre una
nueva etapa para la UE. Tras la Comisión
Juncker arranca la Comisión von der Le-
yen, a Donald Tusk le sustituye Charles
Michel, a Mario Draghi, Christine Lagarde,
y un nuevo Parlamento Europeo inicia sus
trabajos. Es un momento vital. Europa se
enfrenta a importantes desafíos, sociales,
institucionales, económicos, entre los que
destacan la recesión y la fragmentación po-
lítica que aquejan a su miembro más im-
portante. Es momento de hacer balance y
tomar impulso. De mirar la realidad de
frente sin veladuras. Sin contemplaciones.
El proyecto europeo necesita visión y com-
promiso. Qué queremos y qué podemos lo-
grar. La úlcera sangrante de un Brexit pro-
longado, una amputación a cámara lenta,
compromete nuestro futuro.
Se ha dicho de Ucrania que es el equiva-
lente geopolítico de una maleta rota en ple-
no viaje, demasiado grande para abarcar
su contenido, pero demasiado importante
para abandonarla. El Reino Unido, en ple-
na vorágine del Brexit, se está convirtien-
do en la maleta rota de Europa. Por razón
del Brexit, estamos estancados en un mo-
mento en que es crucial avanzar.
Produce gran consternación cómo, en las
discusiones que han tenido lugar en el Rei-
no Unido estas últimas semanas, se da por
hecho que la UE responderá siempre y en
cualquier caso favorablemente a una soli-
citud de Londres de prorrogar la fecha lí-
mite del 31 de octubre para la salida del
Reino Unido.
Muchos argumentarán, yo misma lo he
hecho durante tiempo, que la UE debería
evitar involucrarse en este choque de tre-
nes. Que la presión externa sólo serviría
para arrastrar a Europa. Que es mejor de-
jar que sean los británicos quienes libren
esta batalla sin interferencias. Es éste un
enfoque cauteloso, prudente. Que, como he
dicho, yo misma he defendido. Pero hoy no
podemos ignorar que un Brexit que se alar-
gue indefinidamente es una rueda de moli-
no al cuello de Europa.
Europa debe decir alto y claro que no
concederá otra prórroga al plazo de salida.
Antes del 31 de octubre el Reino Unido de-
berá haber llegado a un acuerdo de salida,
retirada su notificación de conformidad
con el Artículo 50 del Tratado de la UE

anunciando su intención de abandonar la
UE, o saldrá sin un acuerdo. Este posicio-
namiento se abre paso desde hace ya un
tiempo. Incluso en el seno del Consejo Eu-
ropeo. Sí, llega la hora de la verdad, la UE
tiene que mantenerse firme.
Puede ser visto como una locura por al-
gunos: ¿no sería darle a Boris Johnson
exactamente lo que quiere, una salida sin
acuerdo? Esta salida, ¿no supondría un du-
ro golpe para la UE? ¿No sería mejor ex-
tender el plazo, permitir elecciones y espe-
rar que llegue un inquilino más sensato al
10 de Downing Street? ¿uno que pueda lle-
gar a un acuerdo o incluso que convoque
un segundo referéndum?

LA TENTACIÓN
de suscribir estas
consideraciones
es grande. Pero
hemos aprendido
de este fiasco a
cámara lenta que
las esperanzas no
se han cumplido
y las expectativas se han visto defrauda-
das. Quizás una extensión daría tiempo pa-
ra unas nuevas elecciones. Y tal vez Je-
remy Corbyn ganaría esas elecciones. Cor-
byn podría cumplir su promesa, en contra
de sus creencias euroescépticas, de cele-
brar un segundo referéndum. En ese refe-
réndum, podrían ganar aquellos que apo-
yan la permanencia, tal vez incluso cam-
biar el resultado de 2016. Una larga
concatenación de imponderables.
Pero, más importante, en este «mejor de
los casos», Europa seguiría encontrándose
con un Estado miembro profundamente di-
vidido, indeciso sobre lo que quiere y cómo
lo quiere. Sobre su futuro. Y así, el resto de
los europeos nos vemos abocados a pro-
pugnar cortar. Dejar que el Reino Unido se
determine, sin las premuras y celadas téc-
nicas del Artículo 50; sin las vicisitudes que
conlleva.
Quede claro que no estoy hablando de un
futuro sin el Reino Unido. Europa necesita
al Reino Unido; por nuestra seguridad y de-
fensa, por nuestra economía, por nuestra
historia y cultura comunes. Debemos cons-
truir una asociación fuerte y sensata juntos
para el futuro. Y no escatimar esfuerzos pa-
ra su retorno. Y lo haremos. Pero Europa
también necesita abordar los desafíos rea-
les a que se enfrenta. Para hacerlo, debe-
mos liberarnos de las derivas del Brexit. El
31 de octubre es la fecha. La decisión está
en nuestras manos. Tomémosla.

Ana Palacio fue ministra de Asuntos Exterio-
res.

Por nuestra seguridad,
economía y cultura
comunes, necesitamos una
asociación sensata

En opinión de la


autora, Europa debe afrontar el Brexit sin evitar


involucrarse en este choque de trenes. Por ello,


considera que Bruselas debe decir alto y claro que


no concederá otra prórroga de salida pese a las


preguntas que surgirían al adoptar tal postura: ¿no


sería darle a Boris Johnson lo que quiere?


A FONDO iINTERNACIONAL


Reino Unido


en la hora


de la verdad


ANA PALACIO


No estoy hablando de un
futuro sin Reino Unido,
pero Europa tiene que
abordar sus desafíos
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