El Mundo - 09.09.2019

(National Geographic (Little) Kids) #1
A C T U A
L I D A D
E C O N Ó
M I C A

21


21


Pul


sa


cio


nes


A C T U A
L I D A D
E C O N Ó
M I C A

JOHNNY CAB


NO ACABA


DE LLEGAR


EL


APUNTE


POR JESÚS


MARTÍNEZ


DEL VAS


En 1986 James
Buchanan recibió
el Premio Nobel de
Economía por sus
trabajos sobre la
teoría de la elec-
ción pública y la
economía constitu-
cional. En su obra,
el gran economista
norteamericano
desarrolló un
modelo alternativo
al convencional en
la explicación del
funcionamiento del
sector público, en
el que el compor-
tamiento de los
políticos es anali-
zado con el instru-
mental que ofrece
la teoría económi-
ca. El político de ja
de ser para
Buchanan ese
hombre altruista
que lucha por ele-
var el nivel de bie-
nestar de sus con-
ciudadanos y se
convierte en algo
mucho más real:
un maximizador de
su propia función
de utilidad.
Naturalmente,
cuando se presen-
ta ante sus votan-
tes no les dice:
“Elígeme, que
quiero el poder”.
O: “Tengo muchas
ganas de ser presi-
dente”. O: “Quiero
colocar en buenos
puestos a mis ami-
gos”. Por el con-
trario, trata de
ocultar tales obje-
tivos y se presenta
a sí mismo como
una persona que
se sacrifica por la
búsqueda del bien
común.

Por ello lo que
está ocurriendo en
la política española
resulta especial-
mente instructivo y
habría interesado
mucho a Buchanan,
ya que constituye
una clara confirma-
ción de su teoría.
Porque, en nuestro
país, la mayoría de
los políticos parece
haber renunciado
al disimulo y a la
ocultación de sus
verdaderos propó-
sitos, que antes
tanto practicaban.
Ya no hay pudor y
se piden abierta-
mente cargos y
ventajas particula-
res, dejando muy
claro que los inte-
reses de la gente
son algo muy
secundario frente a
los particulares de
los políticos y los
partidos.
Como esto se
percibe fácilmente,
muchas personas
están hoy indigna-
das en España por
el comportamiento
de sus políticos, a
los que acusan de
egoístas, aprove-
chados y manio-
breros. No es mi
caso, sin embargo.
En contra de lo que
la mayoría piensa,
yo creo que esto
es bueno para el
país. Cuando la
gente vaya a votar
debe saber qué
hay realmente
detrás de unas
siglas o unos pro-
gramas. Debe ser
consciente de que
la democracia fun-
ciona mal... pero
también de que es
el sistema menos
rechazable que
existe. Y debe exi-
gir, como defendía
Buchanan, que se
diseñen normas
que moderen las
ambiciones de los
políticos y su bús-
queda del propio
interés. Tratemos,
por tanto, de
encontrar el lado
positivo de la
situación... aunque
esta sea bastante
deprimente.

En muchas películas de
ciencia ficción, los
coches vuelan y/o
funcionan solos. Lo de
volar ya les adelantamos
que va para largo, pero
el Johnny Cab de
Desafío total parecía a la
vuelta de la esquina.
Hace un año, Waymo, la
filial de Alphabet/Goo-
gle, anunció la compra
de 62.000 camionetas
Chrysler y 20.000 Jaguar
eléctricos para su flota
de robotaxis. Y General
Motors tenía previsto
lanzar un servicio
similar de transporte de
viajeros a finales de
2019.
La euforia dominaba al
sector y estaba en cierto
modo justificada. En las
décadas precedentes el
progreso había sido
notable. Cuando en 2004
se celebró el primer
DARPA Grand Challenge,
un rally para coches
sin conductor,
ningún inscrito
completó el
recorrido de 230
kilómetros. Pero
18 meses
después, en la
segunda
edición, siete lo

lograron y los inversores
pensaron que culminar
el desafío de un vehículo
totalmente autónomo
estaba al alcance de la
mano. “Había que coger
un puñado de sensores
por aquí, un poco de
inteligencia artificial por
allá, y ya estaba”,
contaba un analista en
The New York Times.
Y, efectivamente, en
muy poco tiempo la
industria tenía lista la
tecnología necesaria
para lidiar con la
mayoría de las situacio-
nes. Con ayuda de
cámaras y lídares (unos
radares que usan haces
de láser) no resultó
complicado adiestrar a
una máquina para que
identificara los obstácu-
los habituales, los
procesara y los sorteara.
Quedaban, sin embargo,
los imprevistos: los
peatones que saltan
inopinadamente de la
acera, los
ciclistas que

Por A.E.


circulan a contramano,
los pilotos que hacen
giros de 180 grados. Se
trata de sucesos estadís-
ticamente marginales,
pero en un país con 26
millones de conductores
como España incluso
una probabilidad ínfima
(del 0,001%, por ejemplo)
supone que cada día se
dan cientos de ellos.
Concebir un programa
capaz de tenerlos en
cuenta se ha revelado
más engorroso de lo
previsto y es absoluta-
mente indispensable,
porque las consecuen-
cias pueden ser fatales,
como se puso de mani-
fiesto en marzo, cuando
un Volvo autoguiado de
Uber arrolló a una mujer
que cruzaba la avenida
Mill de Tempe (Arizona)
fuera de un paso de
peatones.
Tampoco es sencillo
meterle en la cabeza a
un autómata microma-
niobras que cualquier
novato aprende en una

tarde de autoescuela,
como levantar el pie del
acelerador cuando otro
coche asoma el morro en
un cruce, aunque venga
por la izquierda y no
tenga preferencia. ¿Y no
se puede diseñar un
software supercauto, que
se ponga siempre en lo
peor? Por supuesto. Ese
automóvil a prueba de
golpes ya existe, pero se
pasa todo el rato dando
acelerones y frenazos y
“es un fastidio”, como
admite un investigador
de la Universidad de
Michigan.
Al final, la tecnología
disponible solo permite
usar los vehículos
autónomos en entornos
controlados y a velocida-
des muy bajas. May
Mobility ya opera un
servicio de lanzaderas
sin conductor en tres
ciudades de Estados
Unidos. Realizan viajes
cortos, por rutas defini-
das y a no más de 40
kilómetros por hora. Esta
iniciativa ha permitido
llevar el transporte
público a zonas donde
una línea tradicional de
autobús no sería renta-
ble. Es un avance social
indudable, pero me
imagino que sabrá a
poco a los aficionados a
la ciencia ficción, que
tendrán que seguir
esperando todavía un
rato a Johnny Cab.

Sentido Común

Por Francisco


Cabrillo


SI BUCHA-
NAN LO

VIERA...


Google ha
apostado
por el coche
autónomo a
fondo.
Free download pdf