El Mundo - 29.07.2019

(Barry) #1
EL MUNDO. LUNES 29

HOJA Nº (^26) JULIO DE 2019
D E V E R A N O
H I STO R I A
VILLANOS DE LA HISTORIA
Próxima entrega: Ilse Koch.
Entre las historias de los
millones de españoles
que partieron rumbo a las
Indias entre el siglo XV y
el siglo XVI, la de Lope de
Aguirre es quizá la más
fascinante y reveladora
de los oscuros recovecos
del alma humana. Las
andanzas de este
«cristiano viejo, hijo de
medianos padres, natural
vascongado en los reinos
de España, vecino de la
villa de Oñate», como se
describe en su ya
legendaria misiva a Felipe
II, se encuentran en ese
terreno pantanoso en el
que se mezclan el mito y
los hechos históricos,
tergiversados a menudo
por la colección de
crónicas interesadas de
aquella época y por las
sucesivas capas de ficción
que el personaje ha ido
acumulando desde
entonces. Y los ojos de
loco de Klaus Kinski en
Aguirre, la cólera de Dios,
que no falten.
Una de aquellas
crónicas, de las pocas que
hablan de su pasado antes
de su llegada al Nuevo
Mundo, lo sitúa en Vitoria
hacia 1530, donde ejerció
de zapatero hasta que
«forzó una doncella, por lo
cual fue
condenado a la
horca». En el
primero de sus
regates a la
muerte, logró
escaparse de sus
carceleros y se
embarcó hacia las
Américas.
Resentido y
pendenciero, Lope
de Aguirre parecía
condenado a tener un rol
secundario en la conquista
de América, a ser uno más
entre los aventureros que
buscaban fama y fortuna
al otro lado de la mar
océana. Sin embargo, el
destino le tenía reservado
pasar a la posteridad como
una suerte de psicópata de
ambición desmedida y
«corazón endemoniado».
Cojitranco y sin varios
dedos de una mano tras
varias escaramuzas
militares, formó parte del
«ejército de rufianes más
rastreros del Perú», como
los describe Robert
Sourthey en La
expedición de Ursúa y los
crímenes de Aguirre (Ed.
Reino de Redonda). Junto
con los marañones, 300
españoles, varias decenas
de esclavos negros y
medio millar de sirvientes
indios y mestizos, su
misión era explorar el
Amazonas hasta
encontrar la mítica El
Dorado. Todavía hay
quien cree en la existencia
de aquella ciudad cubierta
de oro y esmeraldas que
también trataron de
encontrar sin éxito
Gonzalo Pizarro
(hermano del
conquistador del Perú),
Francisco de Orellana, sir
Walter Raleigh o Percival
Fawcett, entre otros. Por
el camino, Lope de
Aguirre, hermano
bastardo de Macbeth,
primo putativo del
Raskolnikoff que se cree
superior a sus iguales, se
dedicó a matar, traicionar
y abjurar de todo y de
todos, en un afán
autodestructivo que
obtuvo su merecida
recompensa: un
arcabuzazo y formar parte
de la historia universal de
la infamia.
Nada justifica lo
injustificable, pero Lope
de Aguirre penetró de
lleno en el corazón de las
tinieblas hasta hacer
indistinguible la razón de
la locura, el delirio de la
realidad, el sueño de la
vigilia. Ahí entraron en
juego los poderes telúricos
de la selva tropical: la
humedad, el calor y todo
tipo de peligros que
acechaban en la jungla, ya
fueran criaturas cuasi
sobrenaturales como los
caimanes o las flechas y
dardos impregnados de
veneno de caribes y
jíbaros, los habitantes de
aquellas tierras ignotas.
Los soldados que lo
acompañaban, y que se
amotinaron contra Pedro
de Ursúa y Francisco de
Guzmán a instancias de
Aguirre, también fueron
víctimas de ese estado
mental, paranoico y
violento, por culpa del
hambre, el cansancio y las
dificultades para avanzar
con pesados pertrechos,
siempre con la promesa
del brillo imaginario de El
Dorado nublando el
entendimiento.
Por si cupieran dudas
sobre la autoría o
responsabilidad de los
asesinatos y traiciones que
se sucedieron en el periplo
desde el río Marañón
hasta la isla Margarita y
Venezuela, Aguirre los
enumera orgulloso en su
carta a Felipe II, en la que
también se autoproclamó
príncipe del Perú, Tierra
Firme y Chile: «Yo maté al
nuevo Rey, y al capitán de
su guardia, y al teniente
general, y a cuatro
capitanes, y a su
mayordomo mayor, y a su
capellán, clérigo de misa,
y a una mujer de la liga
contra mí, y a un
Comendador de Rodas, y a
un almirante, y a dos
alféreces, y a otros cinco o
seis aliados suyos; y con
intención de llevar la
guerra adelante o morir en
ella... nombré de
nuevo capitanes y
sargento mayor, y
luego me
quisieron matar, y
yo los ahorqué a
todos».
En octubre de
1561, ante la
traición de sus
propios hombres
en Barquisimeto
(Venezuela)
–donde todavía hoy su
leyenda forma parte del
imaginario local y la playa
del Tirano lleva ese
nombre en su honor–,
Aguirre se lanzó puñal en
mano contra su hija Elvira
hasta acabar con su vida.
«Porque alguien a quien
quiero tanto no debería
llegar a acostarse con
personas ruines», se
justificó. Dos de sus
hombres lo encañonaron.
El primero erró el tiro y la
burla de Lope el Loco no
se hizo esperar. El
segundo le acertó de lleno
en el pecho. Luego, con
metódica precisión, su
cuerpo fue descuartizado
y su cabeza, guardada en
una jaula de hierro, pasó
décadas colgada en la
plaza de El Tocuyo, como
advertencia de lo que le
ocurría a quien osaba
rebelarse contra la corona
española.
«No creo que existan
palabras para describir
todo lo que significa, a
aquellos que no saben qué
es el horror. El horror
tiene rostro. Tienes que
hacerte amigo del horror».
El monólogo de Marlon
Brando en Apocalypse
Now podría haberlo
escrito Lope de Aguirre,
colega íntimo del horror,
propio y ajeno.
POR ISMAEL
MARINERO
LOPE DE
AGUIRRE
PARANOIA Y MUER-
TE EN EL AMAZONAS
NOMBRE COMPLETO: Pedro de Aguirre. FECHA: 1511-1561. APODOS: Lope de Aguirre, El Loco,
El Tirano, El Peregrino, Príncipe de la Libertad, La Ira de Dios. ATROCIDADES: violación,
ejecuciones sumarias ante la más mínima sospecha, torturas, sucesivos motines, traición a
sus mandos superiores y al rey, asesinato de su propia hija. NIVEL DE MALDAD: 7 / 10.
“Mira, Rey y Señor, que no se puede
llevar con título de rey justo ningún
interés de estas partes donde no
aventuraste nada”
Supervillanos de la Historia.
Aventurero con maneras de
psicópata, pasó toda una
vida regateando a la muerte
y causando dolor a los que
se cruzaron con su “corazón
endemoniado”
EN
SERIE
PARECÍA CONDENADO A TENER
UN ROL SECUNDARIO EN LA
CONQUISTA, PERO PASÓ A LA
POSTERIDAD COMO UNA SUER-
TE DE AMBICIOSO ASESINO

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