los esfuerzos que el caballo hacía para salir del lodo. Al pasar el tiempo
se recrudecieron los hechos delictivos, había matanzas de familias, desde
el padre, madre, e hijos, y hasta mujeres embarazadas, se comentaba que
era por venganza de herencias; estos hechos pasaban especialmente en
Arroyo Grande, Polutla y Taracuan, en donde seguido había matanzas
entre familias, se cuenta que las familias por miedo se iban a dormir al
monte, a esconderse del peligro que les acechaba por las noches, incluso
el jefe de familia, se quedaba con algún familiar en el tapanco, éste se
constituía de tablones en las vigas del techo de palmilla de coyol y desde
donde vigilaban quién entraba en la casa por la noche, andaban armados
con carabinas o también se subían algún montículo para defenderse, y
desde ahí observar a los delincuentes. Las paredes de las casas eran de
tarro forradas con zacate y barro, hasta la fecha todavía se hacen estas
construcciones en las comunidades.
Fue entonces que en los años 1938 el Presidente Municipal fue Abdías
Morales, en 1941 Don Santos Gómez y en 1943 Don Francisco Barragán
Alarcón, pidieron ayuda al Gobierno Federal y mandaron un operativo
al mando del teniente de nombre Jesús Gutiérrez, a este operativo se
denominaba la “mano negra”, a él le decían Teniente Chucho traía un
grupo de soldados a su mando y en coordinación con el presidente en turno,
se investigaba hasta aclarar los hechos, arrojó muy buenos resultados,
empezaron a poner orden en esos lugares, la estrategia del teniente era de
que disfrazados con traje indígena, llegaban a determinado lugar uno o dos
disfrazados y escondían su arma, pedían posada a la casa del delincuente,
cuando estaban dentro de la casa, pedían ayuda a los soldados, rodeaban
la casa y aprisionaban al malhechor o malhechores. Los llevaban al monte
y los colgaban de un árbol, es así como aparecían colgados por el Ojo del
oro que queda por el arroyo que está por las albercas y canchas de Piipos,
también eran colgados por el Jilitiaco que queda por la salida del Martín
Cuate, otros por el rumbo del cementerio que en ese tiempo era monte,
por la “calera”, vereda que iba a la comunidad El Chote y que hoy la
llaman López Lara, también por el camino al Caracatloco casi paralela a
la carretera al Tajín, Polutla, Arroyo Grande, Taracuan y por supuesto la
comunidad del Tajín, que no se queda fuera de estos hechos, hay gente
mayor que platica estos hechos e incluso cuentan que se encontraba junto
al colgado un letrero que decía “el que lo baje será colgado”. (Dato