#Consu.txTudinario
Primeras horas del 4 de marzo de 2014
Mientras la locura por los premios de cine rondaba el ambiente,
nunca falta el vendedor de copias que ofrece una recomendación.
Al terminar ‘Dallas Buyers Club’ me quedaron las ansias
irresistibles de un buen trago y compañía femenina. Es bastante
parecido el paraíso de ‘Ron Woodroof’ a cada momento de mi vida
independiente, solo que yo, aún no he manifestado una
enfermedad terminal. El cambio de día me sorprendió entre
comida fría, cigarros, un trago de whisky <
cortesía de Vivienne. Vivienne es una máquina viajera de negocios
que me ha dado bastante satisfacción en mi monótona vida.
Creo que vale la pena volver a ver ‘Rayon’, me recuerda a Tory
Brauer, uno de esos amores extraños, tan extraño que cuando
enfermo, prefirió correrme de su vida. Pero mujeres como ‘Rayon’
vienen seguido a este horrendo cuarto, así que mientras alguna de
ellas decide aparecer, sabe que Vivienne la vera como «otra niña
más con miedo».
Nada como la tranquilidad, sigo bebiendo y disfrutando la
película. Empiezo a sentir empatía por esos vendedores de
fármacos sin escrúpulos, pero con sus Rolex, esas si son
comisiones. Lo que me hace pensar que, «quien no es dueño de su
negocio, es como un pobre burócrata de un libro de Kafka
convertido en un escarabajo enorme». Pero no solo el sacro
escarabajo egipcio es criatura de mi viaje de descenso. Esto de
tomar whisky es una necesidad para evitar peleas con las
cucarachas y chinches que ya tienen ganas de que «la Potra y la
Pucca» tiren un poco de activo al suelo para hacerlas pelear.
Aunque a veces Perla o «la Lala» al sacudir sus rellenos siempre
cae un pedazo de piedra.