H
ola soy Ernesto Zuazo y quiero agradecer a
Carabanchel.
Soy argentino, actor, improvisador, músico desde
la década de los 90 que estoy sumergido en el arte.
En un momento de mi vida mi cuerpo, genética,
algo abandonó la idea de hacer todo por dinero. Mi
alma empezó a sentir que la idea de progreso como
la conocemos, producir más, tener más, ganar
más. Por errores de la vida terminé estudiando
economía. Qué curiosa la palabra que contiene
tres palabras eco, no, mía, no sé qué quiere decir
pero hoy me parece que dice ecología no mía.
Algo en mi cambió, quizás cuando hice mi primer
curso de teatro.
Me di cuenta que en la vida como la conocía estaba
viendo a las demás personas como competidores
de una carrera en medio de la escasez, y dentro
del teatro y el arte esta lógica se rompió y lo
que aparecen son compañeros, individuos que
no pueden competir porque todos vamos por
caminos tan personales y singulares, que no hay
líneas rectas.
Bueno en fin, me di cuenta de que en los momentos
que comparto, en lo que creamos con nuestras
energías construyendo en comunidad, en equipo,
encontramos belleza, pero que es diferente
belleza para cada uno de nosotros. Diferentes
significados.
A medida que pasaban los años haciendo teatro
y música mi economía seguía más o menos
igual, o más mal que bien, pero mi riqueza era
el intercambio con esas personas que no creen
ni tienen fe ciega en el mundo que se come
con patatas. El único tesoro que tengo es la
mirada cómplice del amigo artista. Un lugar de
pertenencia, un hogar, un hábitat.
Al migrar y salir de Argentina, ese hábitat que fui
construyendo a lo largo de 25 años en el arte mi
único tesoro desapareció. Llegue y lo más duro era
esa pregunta en mi cabeza, dónde encontraré esa
complicidad, ese brillo en los ojos, esas ganas de
crear. Porque para tenerla hay que creer. Ups, qué
curioso, crear y creer se parecen mucho.
Luego de cambiar de barrio en Madrid, al ritmo
de mi desfile por los grupos de impro, locales, me
conocen e invitan a entrenar; ese fue mi primer
hogar, pero era muy en el ámbito de trabajo. Ok
podía respirar. Luego de dos años, alquilo un
departamento en Urgel. Mi primera impresión fue
bien!! Un barrio con vida, el constante desfile de
Bravo Murillo, tan céntrico y tan descontracturado.
Primero conocí a los comerciantes y me hizo
sentir como en casa, su trato desvergonzado y
descontracturado. Pero después de un tiempo de
caminar Carabanchel, de conocer sus rendijas,
sus huecos, me di cuenta de que es un barrio con
mucha música poesía.
Ernesto
Zuazo
música