—¡E-E-Ese definitivamente no era Morgan! —afirmó Samuel
temblando del susto.
Esmeralda bajó lentamente la pistola, y dijo: pienso lo mismo...
Creo que fue ese tal FARAC. Tal vez escuchó toda nuestra conversación. Él
sabía que si le inyectaba esta sustancia a Morgan había una gran posibilidad
de que la personalidad entrara en un estado de reposo. Posiblemente
aprovechó que tu amigo estaba muy enojado; deduzco que FARAC podía
controlar su cuerpo cuando Morgan estaba muy alterado emocionalmente.
La chica miró en dirección a Boldort.
—Si no fuera por mis reflejos... ese alcohólico no estaría vivo para
contarlo.
—Re... Respecto a tu suposición... De hecho, eso fue exactamente lo
que FARAC me explicó —Samuel miraba asustado el cuerpo de Morgan,
del cual aún salía humo—. Él me dijo que si Morgan recibía un impacto
físico o psicológico, automáticamente él se activaría.
—Hmm. Entiendo. Como sea, ya no importa. —Esmeralda guardó
la pistola bajo su sudadera. Luego añadió—: Calibré el disparo a máxima
potencia, así que posiblemente lo maté.
—Lo... Lo... ¡¿Lo mataste!? —preguntó Sam, nuevamente a punto
de llorar.
Boldort seguía en shock. Esmeralda pidió al chico que la
acompañara para examinar el cadáver, sin embargo, ambos quedaron
pasmados cuando vieron el cuerpo.
—Su herida... se está... regenerando —dijo Samuel, estupefacto.