EUMARIA

(AV) #1

escupió sangre y cayó al suelo. Morgan parecía una persona diferente, sus
movimientos eran distintos. Miró hacia el chico en el suelo y, sin
compasión, pisoteó su rodilla, haciéndola crujir y provocando que gritara de
dolor. Para acallar sus gemidos, pisoteó su cabeza, haciendo que su cráneo
rebotara contra el césped y dejándolo inconsciente. Los demás chicos
observaban horrorizados la escena. Enfadados, se abalanzaron sobre
Morgan para atacarlo, dejando caer a Bárbara al suelo. Ella quería huir, pero
estaba tan aterrada que no podía moverse. Así que se vio obligada a
quedarse y observar la gresca.


El primer joven intentó golpearlo en los ojos con un puño, pero este
lo esquivó sin esfuerzo y lanzó un golpe desde abajo, impactando en su
mentón y haciéndolo caer a un metro de distancia. En ese momento, otro de
los jóvenes se arrojó contra su abdomen, pero Morgan lo esquivó de nuevo
y le propinó un codazo en la nuca, dejándolo tumbado en el césped, con los
ojos en blanco y espuma saliendo de su boca.


Mientras tanto, el único estudiante que no había participado en la
golpiza anterior intentó agarrarlo por detrás, sin embargo, el chico
reaccionó rápidamente y lo lanzó hacia adelante, pisando con fuerza su
codo y produciendo un crujido. El joven comenzó a llorar y a gritar de
dolor, aunque Morgan lo silenció con una patada en la cabeza. Luego,
procedió a romper los huesos de los otros dos jóvenes, dejándolos en muy
mal estado, a pesar de ser un chico tímido y de débil apariencia.


El muchacho permanecía impasible. De repente, se acercó a Bárbara
y comenzó a abotonarle nuevamente el uniforme. Mientras lo hacía, le
preguntó si se encontraba bien. Ella asintió sollozando. Morgan esbozó una
leve sonrisa, pero inmediatamente se desmayó. Despertó unos minutos
después con la cabeza apoyada en el regazo de la joven. Abrió los ojos
lentamente, que volvieron a brillar con el gris vivo de siempre. Sintió las
lágrimas de su compañera cayendo en gotas sobre su rostro. Morgan se
sentía confundido por la escena que tenía ante sus ojos. Parecía sacada de
una de esas películas románticas. Pero su atención no tardó en desviarse
cuando notó que ambos estaban demasiado cerca. En un acto impulsivo,
saltó para alejarse de ella. Fue entonces cuando se percató de la cantidad de
sangre en su ropa, lo que lo hizo temblar. Bárbara lo observó, confundida.

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