—Como digas... Haré lo posible.
—Muchas gracias. Cuídate.
—Igual tú. Haz lo que tengas que hacer.
Él guardó silencio un momento. Entonces concluyó seriamente.
—Lo haré.
Después de cortar la comunicación, el limario volteó hacia Kun, en
ese momento ambos se miraron a los ojos y asintieron con convicción.
Estaban a siete metros de la entrada, esperando a que el magnate abriera la
puerta para poder enfrentarlo. Nordok seguía oculto a unos cinco metros del
centro de la azotea.
La puerta se abrió luego de unos minutos. Lucas, Lu, Celia e incluso
Caluti, se quedaron sorprendidos al ver a los dos chicos frente a ellos.
—¿M-Morgan?, ¿Kun?... ¿Tú también estás con ellos?
—Hola, padre, o debería decir... impostor —dijo el limario
secamente.
—¡Esperen! ¡Morgan!... ¡Kun! ¡Yo puedo explicarlo!
El pelirrojo se acercó furioso hacia ellos, y Caluti lo apuntó con sus
armas.
—¡Espera, muchacho! ¡¿Qué haces?! ¡Si das un paso más...
dispararé!
Kun seguía avanzando con el ceño fruncido. Este activó su traje y
las partículas de grafeno fueron cubriendo su cuerpo mientras caminaba.
—¡Alto! ¡Detente! ¡¡Te he dicho que te detengas!!
—Kun, amigo... ¿Qué haces? —preguntó Lucas confundido.
Lu observaba seriamente en silencio mientras sostenía a Celia del
brazo. La gobernante sollozaba sin entender quiénes eran esas personas.
Ella había sido quien activó las alarmas del edificio, y gracias a eso la
policía ya estaba en camino. Kun estaba con la voz raspada y una expresión
amenazante al caminar.
—Caluti, será mejor que me digas la verdad... ¡¡¡Qué carajos
sucedió con mi hermana!!!
El magnate comenzó a disparar, pero las balas rebotaron por los
alrededores, debido a que Kun ya había activado el endurecimiento del
traje.