—Déjame lidiar con ellos —respondió uno de los sujetos con una
sonrisa. Luego añadió—: Después de todo, fui yo quien los guio hasta aquí.
—¿Qué está pasando en los pasillos? —preguntó Samuel
desesperándose cada vez más.
Esmeralda llevó el arma mucho más cerca a la cabeza de Návila.
—¡Vamos! ¡¡Decídete!!... ¿¡Estás con nosotros o no?! ¡¡Es ahora o
nunca!!
—¡¡Estoy con ustedes!!... ¡¡Les ayudaré!! —gritó ella unos
segundos antes de que la chica presionara el gatillo.
Los policías derrumbaron la puerta principal justo en ese instante, y
los tres miraron sorprendidos hacia la entrada. Esmeralda apuntó su pistola
hacia los agentes sin titubear, pero para su sorpresa, de entre los policías
vieron salir a un hombre con saco marrón y sombrero, el cual se acercaba
lentamente a ellos.
—¡¡No puede ser!! —exclamó Samuel cayendo al suelo de la
impresión.
—Como siempre... Tenías razón, Robert —dijo Belton rascándose la
cabeza y sonriendo como si hubiera perdido una apuesta.
—¿Qué te sucede, mocoso?... Pareciera que hubieras visto a un
fantasma —comentó el sujeto mirando en dirección a Sam.
Samuel estaba muy impactado.
—¡¡¡Detective Cleman!!!... ¡¡E-Está vivo!!