EUMARIA

(AV) #1

Este lo miró y le dijo: a ver, Kun, piensa lo siguiente. Imagina que
tienes que operarte del corazón, ¿de acuerdo?


—Sí, ¿y qué con eso?
—¿Tú preferirías que el cirujano fuera el más apto y experimentado
para operarte?


—Claro.
—Y... ¿Te importaría si el médico tuviese el cabello negro o
marrón?... ¿Aun así querrías que te operara?


—Eso da igual para mí —respondió Kun, luego cruzó los brazos y
agregó—: Me importa un carajo, siempre y cuando el profesional hiciera
bien su trabajo y me salvara la vida.


—¡Exacto!... —Lu se tornó más serio—. Pero básicamente lo que el
señor Caluti quiere hacer... es que el cirujano que te opere fuese pigmentado
a como dé lugar, independientemente de si esté capacitado o no.


—Es... una... locura —comentó Lucas con temor.
—Debemos detenerlo como sea —dijo Morgan con el ceño
fruncido.
Miles de pigmentados, tanto policías como civiles, iban en dirección
al sur con sus vehículos y armas. Caluti dejó de toser, y luego de limpiarse
la boca, pidió disculpas y siguió proclamando su mensaje.


—¡Y para hacer esto! ¡Para lograr este cambio, necesito que todos
vengan hacia el sur y destruyan las ciudades!... ¡Empezaremos a reconstruir
esta nación desde cero! ¡Si hacen eso ya no habrá más diferencias!


—¿¡Reconstruir la nación desde cero?! —Lucas no podía creer lo
que escuchaba—. ¡¿Pero qué locura está diciendo este psicópata!? ¿Ese era
su brillante plan?
Contrariamente a lo que Caluti esperaba, muchos otros pigmentados
decidieron quedarse en sus casas y en sus trabajos; algunos lo hacían por
miedo, otros porque simplemente no entendían lo que estaba sucediendo.
Había mucha incertidumbre en la nación. Algunas personas querían
permanecer fieles a sus principios pacifistas, razón por la que determinaron
no hacer nada.


Los ideales de muchos norteños estaban en contraposición con las
palabras de Caluti, pues, mientras que él creía que los normales debían

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