La periodista cayó junto al camarógrafo. Ella murió al instante, y de
su pecho ahuecado también salía humo. Unos segundos después, el magnate
sacó el interruptor de su bolsillo y expresó mucho pesar en su rostro.
—¡Pobres criaturas!... ¡Murieron tan jóvenes!
Los chicos y los policías quedaron pasmados al ver la frialdad con la
que los asesinó. Incluso Morgan se sorprendió por ese acto.
—¡¡Malditoooo!! —Kun se veía furioso— ¡¡Ya no te importa las
vidas de las personas!!... ¡¡¡Juro que las pagarás!!!
Caluti comenzó a reír a carcajadas. Lu y Morgan se miraron el uno
al otro, entendiendo que su plan no funcionó y que habían fracasado por
completo. Lucas estaba perplejo.
—Ahora les toca a ustedes. —Caluti extendió su brazo al cielo
sujetando el interruptor—. ¡¡¡Mueran, malditas escoriaaaaaaas!!!
Los jóvenes cerraron los ojos sabiendo que ese sería su final, así que
todos se quisieron pronunciar antes de morir.
—¡Maldito hijo de perra! —gritó Kun de impotencia.
—¡No puedo creer que terminaré así! —lamentó Lucas.
—Demonios. Yo... lo subestimé —Se limitó a decir Lu.
—Perdón, Cloe, fracasé —expresó Morgan con el ceño fruncido.
Pasaron los segundos, pero todo seguía a la normalidad. Los chicos
abrieron los ojos lentamente y en silencio, sorprendiéndose de que no les
había pasado nada.
—¿¡Eh!? ¿¡¡Qué demonios!!? —preguntó Caluti mirando
confundido el interruptor—. ¡¡¡¿Por qué no mueren, malditas lacras?!!!
Él se veía furioso mientras presionaba el control una y otra vez.
—¡¿Por qué carajos no funciona!?... ¡¡Mueran, mueran, mueran!!...
¡¡Mueraaaan!!
Nada ocurría; los chicos seguían con vida.
—¡Gracias al cielo! —gritó Lucas cayendo de rodillas con mucha
emoción.
Morgan, Lu y Kun se miraban entre ellos sin entender lo que
sucedía. Los tres estaban bastante confundidos. Entonces La puerta de la
azotea se abrió y vieron al doctor Magnus parado en la entrada. El viejo