—¡¿Quién eres tú?! —gritó el pelirrojo, todavía con la guardia
alta por causa de la adrenalina.
—¡Tranquilo, tranquilo!... ¡Ella es Esmeralda! —dijo Morgan
para calmarlo.
Todos se acercaron al centro y desactivaron sus cascos.
—Conque tú eres Esmeralda. El imbécil de Caluti no paraba de
hablar de ti —comentó Kun.
—Podemos presentarnos en otro momento —dijo ella. Luego,
mirando a Morgan, preguntó—: ¿Dónde está Caluti?
—Él... escapó —respondió el limario desviando la mirada y
apretando el puño.
Los otros tres chicos también bajaron la vista al sentirse
derrotados, mientras que Návila suspiró mostrándose aliviada de que no lo
hayan matado.
—Comprendo. Era lógico que escapara si consideramos lo de las
bombas —comentó Esmeralda, pero luego de guardar silencio unos
segundos, esta abrió más los ojos y añadió—: ¡Un momento! ¡Todo era
falso!, ¿¡verdad!?... ¡Por esa razón seguimos con vida!
—Bueno... En realidad... —Lu intentó explicar, sin embargo,
Morgan completó esa oración.
—Eso se lo debemos al doctor Magnus.
—¿Magnus? ¿Qué hizo ese viejo? —preguntó ella.
El limario señaló con la cabeza en dirección al cuerpo del doctor,
que se hallaba a unos metros de la entrada. Al haber tantos cadáveres,
Esmeralda no se había percatado de eso. La chica quedó muy sorprendida
al verlo envuelto en ese charco de sangre.
—Él fue quien se encargó de extirpar nuestras bombas —explicó
Morgan al acercarse al cadáver.
El chico vio dos chips al lado del cuerpo del anciano. Fue en ese
momento que recordó.
—¡Ah! Por cierto, Lucas, Lu... Esto es para ustedes.
Este los entregó, y ellos, confiando en la buena voluntad de
Magnus, se los aplicaron inmediatamente sin presentar ningún dolor. Los