gemelos solo sintieron unos leves cosquilleos por algunos segundos.
—Gracias, doc., realmente yo no podría aguantar este clima
tropical —comentó Lucas con alivio.
—Hmmm... Viejo estúpido. Supongo que tendré que borrar todos
sus datos oscuros de mi nube —dijo Esmeralda.
Ella mostró una falsa sonrisa de alegría, sin embargo, muy en el
fondo, le dolía haber perdido a dos aliados en tan poco tiempo. Se había
encariñado con ellos después de todo.
La chica hizo una cruda confesión.
—Aunque, realmente no sé por qué este vejete se molestaba tanto
en seguir con vida; las pastillas que consumía no retrasarían su enfermedad
terminal.
—¿Qué? ¿Magnus estaba enfermo? —preguntó Lu.
Ella no respondió, sino que simplemente se limitó a extender el
brazo y a pulsar en su reloj inteligente. La joven quería borrar los archivos
sucios de Magnus. En ese momento se desplegó una pantalla flotante, pero
al hacerlo, Esmeralda cambió completamente su expresión.
—¡No puede ser!
—¿Qué sucede? —preguntó Morgan intrigado.
—Miren esto...
Todos se acercaron para ver la pantalla holográfica. En los
noticieros de todas las regiones, se reportaba que se acercaba una guerra
inminente. Esmeralda leyó una publicación: “En este instante miles de
ciudadanos pigmentados se dirigen en dirección a las regiones del sur,
conmovidos por las últimas verdades reveladas acerca de Eumaria.
Por otra parte, los ciudadanos de Lamkar se han aliado con las fuerzas
militares y policiacas con el fin de formar una línea defensiva. Los
soldados sureños, aunque poseen tecnologías de contención y ataque
bastante primitivas, incluso así esperan con recelo la llegada de los
revolucionarios pigmentados. Estos últimos alegan que solamente
buscan la paz y justicia que se les ha arrebatado, así que el nuevo
emperador, Francisco Cataldi, dará apoyo incondicional a sus tropas
pigmentadas, y les proveerá las armas más sofisticadas para la
batalla”.