—¡No me discutan! —exclamó Zilak con desesperación.
—¡¡¡¡Oigaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!!!! —gritó Cloe bastante enojada.
Los tres callaron al instante y voltearon impresionados, pues era la
primera vez que ella les gritaba. La chica fruncía el ceño con enojo, pero
incluso así se veía muy tierna. Después de recuperar el aliento, Cloe sacó la
carta de su mochila y lo apoyó con fuerza sobre la mesa.
—Mi madre le dejó esta carta a Morgan. Yo no le di importancia
porque creí que ya no servía de nada. Es que... mi hermano ya no está, así
que la mantuve oculta durante todos estos años.
—¿Q-Qué dice la carta? —preguntó Abigail con los ojos brillosos,
sabiendo que se trataba de su exnovio.
Cloe tragó saliva y se dispuso a leer con su dulce voz.
Querido Morgan...
Quiero decirte lo mucho que tu padre y yo los amamos a ti y a Cloe.
Escribo esta carta como una garantía, por si algún día, a mí o a Declan
nos ocurra algo malo. Verás, en el pasado hicimos cosas terribles, así que
todos estos años viví con el miedo de que mis fantasmas regresaran por
venganza. Si eso llegara a pasar, quiero que vayas a este lugar y hables con
un hombre llamado Boldort Raxán; él es un viejo amigo.
Dile que ustedes son nuestros hijos, y que tú lograste desarrollar la
regeneración. Él lo entenderá inmediatamente. También te dirá toda la
verdad acerca de mí y de tu padre. Cuida bien a tu hermana. Tú y ella
estarán más seguros en ese lugar.
Pienso entregarte esta carta cuando cumplas los dieciocho años.
Cuando llegue ese día, yo desapareceré de sus vidas, pues, es lo menos que
puedo hacer. Ustedes estarán mejor si nos mantenemos distanciados.
Morgan, sin importar el día o la hora, no dudes en ir a ese lugar. La clave
está en el collar de Cloe.
Los amo a los dos.
En la carta había un mapa con la ubicación a donde debían dirigirse,
y un punto rojo que señalaba un lugar cerca del puerto Gani.