—Aquel hombre es un conocido asesino y violador en serie. Está
siendo buscado por la policía desde hace más de cinco años.
El pelirrojo alzó lentamente la vista para mirar a Caluti. Este
continuó.
—Su modo de operar era publicar alquileres a un bajo costo con el
fin de atraer a jovencitas en apuros. Generalmente, estas, en su ingenuidad,
acudían a las ofertas por desesperación.
››Se estima que ya ha matado y violado a más de quince mujeres.
Pero esta era la primera vez que una de ellas traía a un chico consigo.
Quizás esa fue la razón por la que tardó tanto tiempo en atacar a tu
hermana, porque tú vivías con ella.
—Viejo, si intentas hacerme sentir bien... te advierto que ninguna
palabra tuya logrará consolarme —dijo Kun de manera tajante mientras se
secaba las lágrimas.
Su voz se tornó ronca y sus venas se remarcaban en sus sienes.
—No, al contrario, muchacho. Lo que quiero producir en ti... es
odio. Deseo que llegues a odiar con todas tus fuerzas para que me ayudes a
vengarme.
—¿Ayudarte?... ¿Qué rayos necesitarías tú de mí?
—En realidad, muchacho, será una ayuda mutua, pero debes
prometerme que guardarás el secreto.
Kun tragó saliva y dijo: haré lo que sea para ver muerto a ese
hombre. Yo mismo lo mataré.
—Entiendo tu odio. —Caluti volteó y se acercó a Kun—. Hace
mucho tiempo, un hombre me arrebató a dos personas muy preciadas para
mí, pero falló en algo; ese sujeto cometió el mismo error que el asesino de
tu hermana.
—¿Cuál error?
—Fallaron en dejarnos con vida... cuando pudieron habernos
matado. Eso les costará muy caro —sentenció.
Luego de esa charla, Caluti explicó a Kun todo acerca del proyecto.
Le mencionó los experimentos a los que sería sometido. El muchacho se
entrenó en secreto en la farmacéutica por los siguientes seis años,
adquiriendo un cuerpo fibroso, y creciendo hasta 177 centímetros. Los