—¿La... La señorita Návila... murió? Yo no... —Nordok miró el
suelo metálico completamente pasmado—. ¡Yo no puedo creerlo!
El orain frunció el ceño y resopló muy furioso con la nariz.
—¿¡¡Quién la mató!!?... ¿¡¡Quién fue el maldito!!? ¡¡Juro que
vengaré su muerte!! —exclamaba con la voz quebrada el energúmeno titán,
desechando toda muestra de la cordura que lo caracterizaba.
El magnate dibujó una sonrisa al escuchar esas palabras. Entonces,
fingiendo estar triste e indignado, volteó y miró a Nordok con lágrimas
falsas.
—¡¡Morgan la mató!!
—¿M-Morgan?... ¿Su hijo Morgan?
El titán estaba más que confundido.
—¡Yo!... ¡Yo le rogué que no lo hiciera! ¡Pero!... ¡¡El chico no me
escuchó y la asesinó sin piedad!! ¡¡El no tuvo ningún tipo de compasión!!...
Nordok comenzó a temblar y a apretar los puños con fuerza. Sentía
un dolor incontenible en su interior, y una furia que imploraba venganza.
—¡Juro que lo mataré!... ¡¡Juro que mataré a Morgan!! —exclamó
con los ojos llenos de odio.
—Gracias, mi querido Nordok... —expresó el magnate mientras se
secaba las lágrimas.
Después de hacer eso, este volteó y caminó hacia su oficina con una
sonrisa.
—Cuento contigo, muchachón.