››Llegados a este punto, sospecho que Caluti posiblemente fue
asesorado por los que trabajan para él, y estos le aconsejaron que detuviera
la guerra, por lo menos durante un tiempo.
Todos escuchaban asombrados a la chica, incluso Lu quedó
sorprendido de su análisis. Ella siguió explicando.
—Yo deduzco que esa rata aceptó cambiar sus planes, y es aquí
cuando vemos el cambio radical de sus acciones. Caluti podrá ser un buen
estratega y todo lo que quieran, pero admitamos que es pésimo para
gobernar una nación; como la mayoría de los grupos rebeldes.
››Ya en esta fase, es cuando me adhiero al pensamiento de Lu; ese
psicópata posiblemente sobornó a gran parte de los sectores que impulsan a
Eumaria; bancos, instituciones, empresas y demás. Sin embargo... —
Esmeralda sonrió—. No todos aceptaron sus sobornos. Esa pequeña minoría
que no se dejó coaccionar, es la que formó un ejército en Lamkar con el fin
de hacer frente a los del norte.
››Es así como llegamos hasta aquí; al punto en el que Caluti censura
las redes para eliminar cualquier rumor de guerra.
—¡P-Pero! ¿¡Por qué hace eso!? ¿¡A caso su intención no es destruir
estas regiones!? —preguntó Belton con miedo y confusión.
Esmeralda volteó y miró fríamente al grupo.
—Piénsenlo, señores... ¿Qué es más fácil destruir? ¿Una ciudad en
guardia?... —La chica dibujó una media sonrisa—. ¿O una ciudad en la que
su población es atacada por sorpresa?
—¡Por el Santo Raxán! —exclamó el agente al entender el macabro
plan del magnate.
Lu cruzó los brazos llevando su pulgar al mentón.
—Ya veo, el señor Caluti pretende destruir a las regiones del sur de
manera sorpresiva. Si esto sigue así..., les espera la misma suerte que a esta
isla.
—Claro que solamente son conjeturas mías —aclaró Esmeralda con
la mirada fría. Ella suspiró frustrada, y añadió—: Todavía puedo estar
equivocada.