EUMARIA

(AV) #1

elevando y agitando sus brazos de un lado a otro, pero se detuvo
drásticamente al ver algo que le llamó la atención. Zilak, con el rostro algo
confuso y serio, caminó hacia la estructura de concreto sobre la que estaban
paradas las mujeres.


En la pared había una puerta metálica de color azul oscuro, con las
iniciales B R, y al lado se veía una pantalla táctil con teclados numéricos.
El hombre volvió a leer la carta, y al ver esas iniciales, inmediatamente las
relacionó con el nombre de Boldort Raxán.


Es demasiada coincidencia, debe ser aquí, pensó. Después de
concluir eso, miró hacia arriba y les gritó.


—¡Querida! ¡Niñas!, ¡bajen!... ¡Tienen que ver esto!
—¿¡Estás seguro, papá!? —preguntó Abigail.
—¡Solo bajen y lo verán! ¡Creo que encontré el lugar!
Ellas fueron corriendo junto a Zilak, y quedaron igual de
sorprendidas que él.


—Debe ser aquí —dijo Cloe emocionada.
—¡Esto tiene que ser una broma! —exclamó Abigail un poco
enojada.
Todos la miraron con sorpresa.
—¿Qué ocurre, corazón? —preguntó su padre.
—¡Me parece absurdo que hayamos encontrado el sitio gracias a un
estúpido viento!
—Cariño, a veces este tipo de cosas suelen suceder —argumentó
Susan, quien, con una expresión de alivio, les comentó—: Quizás sea el
destino, o una simple coincidencia..., pero tarde o temprano lo
encontraríamos, solo nos faltaba un empujón del Santo Raxán.


Zilak comenzó a reír diciéndoles que ese tipo de coincidencias
sucedían, y por eso les contó una vieja anécdota de su pueblo natal.


—En una ocasión, dos niñas se conocieron gracias a que una de
ellas lanzó un globo con sus datos personales... El globo viajó cientos de
kilómetros hasta caer cerca de la casa de la otra niña.
—¿Y qué hay con eso? —preguntó Abigail con el ceño fruncido.
—Bueno, la cuestión es que... —Su padre guardó silencio por unos
segundos—. Ambas niñas tenían el mismo nombre y el mismo apellido, la

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