—¡¡¿Eres la hermana de Morgan?!! —preguntó Esmeralda
golpeando la mesa con sus manos, y desactivando la pantalla flotante.
—¡Niña! ¡El protocolo! ¡El protocolo! —susurraba Cleman a gritos.
—¡Al carajo el maldito protocolo! ¡¡Responde!!... ¿¿¡¡Eres la
hermana de Morgan Dezval!!??
—¡Sí, lo soy! —contestó Cloe mientras se cubría la cabeza muy
asustada.
La chica la había intimidado hasta hacerle temblar y lagrimear.
—Ritmo cardiaco acelerándose. Respiración entrecortada. Indicios
leves de taquicardia... —decía Návila por el micrófono, luego advirtió—:
Esmeralda, no debes presionarla demasiado.
Cloe agachaba la cabeza y se cubría el rostro para que los demás no
vieran sus lágrimas, pero su estado emocional era evidente debido a su
repentina dificultad para respirar. A la joven le chorreaba la nariz,
haciéndola sonar constantemente.
—¡Tranquila, Cloe! ¡Yo estoy aquí! —comentó Abigail mientras
frotaba el hombro de su amiga.
Ella estaba muy enojada, entonces confesó todo.
—¡Sí! ¡Cloe es su hermana, y yo era su novia! Lamentablemente...
—Abi cambió su expresión y bajó la voz con tristeza—. Hace algunos
años..., Morgan y su madre murieron en un terrible accidente. Por esa razón
mis padres se encargaron de cuidar a Cloe, y desde entonces vivimos juntas.
Después de explicar eso, ella observó directamente a Esmeralda, y
comenzó a reclamarle mientras la fulminaba con la mirada.
—¿Acaso no te enseñaron modales? ¡Deberías tener más tacto con
las personas!
—Hmmm. Esto confirma mis sospechas —comentó ella llevando el
pulgar a su mentón, e ignorando por completo los reclamos de Abigail.
—¡Lo sabía! ¡Es la misma Abigail de quien Morgan me había
hablado! Es... simplemente... increíble —dijo Samuel desde la otra
habitación.
Esmeralda cambió su semblante y les sonrió brevemente.
—Señores, les tengo una buena y una mala noticia... ¿Cuál de las
dos quieren escuchar primero?