Esmeralda salió a la superficie con la mirada enfurecida, y
abriéndose paso entre los escombros que habían dejado las explosiones.
Ella solamente pensaba en acabar con Návila, quien estaba oculta entre las
ruinas. Lucas también la buscaba desesperadamente, pues él se sentía
culpable por la muerte de Samuel.
La chica llegó al garaje, el cual se hallaba destrozado y rodeado de
fuego, al igual que el resto de la fábrica. Desde ahí pudo divisar a Morgan y
a Kun a lo lejos, quienes llevaban puestos sus trajes de grafeno y sin sus
cascos activados.
Los dos estaban parados frente a Nordok y otros cientos de
militares. El imponente coloso vestía pantalones marrones oscuros y una
camisilla sin mangas de color negro. Esos soldados fueron los que
dispararon las ojivas desde el bosque con sus potentes bazucas, causando
los temblores y destrozos de hace unos minutos. Nordok les ordenó que
detuvieran su marcha y que se colocaran detrás de él.
—¡Morgan! ¡Juro que te mataré por asesinar a mi dulce Návila! —
exclamó con furia.
La mirada del limario lucía apagada e indiferente a pesar de esas
amenazas, era como si el chico no tuviera emociones.
—¡¿De qué carajos estás hablando, Nordok?!... ¡¡Návila está viva!!
—gritó Kun totalmente enfadado, entonces declaró—: ¡¡Ella acaba de matar
a tres personas!!
—¡¡Mentira!!... ¡¡El señor Caluti me dijo que Morgan la asesinó!!
—¡¡¡Caluti solo te ha engañado!!! ¡¡Abre tus putos ojos, maldita
cabeza hueca anaranjada!!
—¡¡Cállate!! ¡¡¡Mataré a todos aquí!!! —exclamó Nordok sin
hacerle caso.
Kun seguía insistiendo para intentar convencerlo.
—¡¿Y quién crees que te envió aquí?!... ¿¡Cómo piensas que nos
encontraste!?
—¡¡El señor Caluti me había dicho que teníamos un informante!
¡¡También me ordenó que los destruyera a como dé lugar!!
—¡¡Esa informante es Návila, idiota!! ¡¡Ella nos traicionó!!
—Basta, Kun —dijo Morgan con una voz fría y tenue.