última vez que diste a conocer tu rostro?
Al escuchar eso, Caluti se desesperó completamente mientras
analizaba su error. Ella continuó hablando.
—Ahora eres como un dios para el pueblo; eres un mito, una
leyenda viviente. Eres “el salvador que vino a dar luz”, ocultándose en la
oscuridad... Simplemente patético. Caluti, además de tus empleados, nadie
más conocía de tu presencia.
››Ningún otro ciudadano podía acercarse a ti, a excepción de un
puñado de eumarios. Pero adivina... —Esmeralda se tornó seria y frunció el
ceño—. Ya hemos acabado con todos tus allegados, y ya no tienes a nadie
que te defienda.
Caluti abrió mucho más los ojos, incrédulo. Esmeralda siguió
explicando.
—No solamente hemos eliminado a los que estaban en este edificio,
también matamos a los médicos que trataban tu lamentable enfermedad.
Asesinamos a todas tus posibles conexiones... Ya nadie sabe que existes.
››Así que ningún eumario podrá saber que has muerto. Eso significa
que toda orden promulgada desde el gobierno central, será completamente
respetada al provenir de su líder supremo; “Francisco Cataldi”.
—¡¡¡Malditos!!! ¡¡¡Malditos hijos de put...
Morgan lo tomó del cuello y lo sujetó en el aire. El magnate ya no
tenía fuerzas, estaba a punto de morir, pero Esmeralda lo interrumpió.
—¡Espera, Morgan! —El limario inclinó la vista hacia su
compañera. Ella le comentó—: Todavía no le pregunté sobre esa perra.
Al oír eso, este soltó al viejo y lo dejó caer sobre la alfombra. Caluti
empezó a convulsionar y a toser sangre. Ella inmediatamente le aplicó el
SRI, y el hombre dejó de temblar en un instante. Este lentamente se puso de
pie, incrédulo de haber recuperado su salud. Entonces se tocó el rostro con
mucha emoción.
—¡¡Mi piel!! ¡¡Mi rostro volvió a la normalidad!! ¡¡Yo...
La mujer lo golpeó en el abdomen con fuerza, y mientras estaba de
rodillas, lo agarró nuevamente del cabello.
—Caluti, puedo dejarte vivir si me dices dónde está ella.
—¿Q-Qui... Quién? —titubeó con mucho dolor.