—¡Lo siento! ¡Lo siento! —Ella se cubría la cabeza entre risas—.
¡Pero esos chicos tenían como veinte años!
—¿Y eso qué? ¡Agradece que piensen que eres muuuucho más
joven!
—¡Ey! ¡Eso fue muy bajo de tu parte! —Se quejó la mujer en tanto
lo golpeaba con cariño.
Ambos reían y siguieron bromeando por media hora, hasta que un
silencio se apoderó de ellos. Morgan suspiró y confesó lo que estuvo
haciendo últimamente.
—En estos dos años... he estado yendo constantemente a Astoriu, y
conviví con los colosos.
—¿En verdad?
—Sí. Al principio se mostraron reacios, pero con el tiempo pude
ganarme su confianza.
—¿Es cierto que hay arañas gigantes? ¡¿No te dan miedo?!
—Así es. Son realmente grandes, pero los titanes lograron
domesticarlas, incluso hicieron ropas de sus telarañas.
››No son arañas carnívoras, y si no las molestas ellas no te atacarán,
simplemente quieren vivir en paz.
Cloe escuchaba en silencio y bastante impresionada.
—Los que sí me atacaron fueron los mismos orains, pero supongo
que se cansaron de golpearme y de ver cómo me regeneraba
automáticamente. —Morgan sonreía—. Esos tontos jamás sospecharon que
para matarme debían atacar a mi corazón.
—¡No digas esas cosas! —Lo regañó ella.
—¡Vale! ¡Está bien! —expresó este entre risas.
Nuevamente el silencio entre los dos llenó el ambiente. Solo se
escuchaba la música de fondo mientras ambos miraban felices las estrellas.
—Cloe... ¿Estás orgullosa de mí? —Morgan hizo una pausa—. No,
olvida esa pregunta. Más bien... ¿Eres feliz con la vida que tienes?
—Hermano, tú no le debes nada a nadie, si eso es lo que te
preocupa.