Morgan comenzó a toser mucha sangre, aunque todavía se mantenía
torpemente de pie, y a pesar de verse tan débil y de padecer mucho dolor, en
su rostro se dibujaba una sonrisa; se veía contento al ver a esos tres sujetos
parados a unos metros de él.
Después de dar un vistazo rápido al paisaje que tenía en frente, uno
de ellos comenzó a pronunciar sus primeras palabras.
—Vaya... —El hombre gris se acercó lentamente a Morgan, quien ya
estaba extremadamente pálido y débil—. ¿Conque tú fuiste el que nos
liberó? Entiendo.
››Debido a ese acto tan loable, prometo que tu muerte será rápida e
indolora.
—Será... un... placer —respondió el limario como pudo.
El hombre gris tomó el mango de la daga que estaba en el pecho de
Morgan, luego comenzó a clavarle aún más. Tras eso, el limario tosió
mucha más sangre, y los colosos temblaron al presenciar esa terrible escena.
El sujeto empezó a empujarlo hacia el borde del precipicio, y cuando
estaban en la punta del acantilado, este miró al limario directamente a los
ojos.
La mirada de Morgan era de la de un hombre que ya había vivido lo
suficiente, entonces simplemente pronunció una palabra de despedida.
—Gracias.
Después de oír eso, el sujeto finalmente empujó a Morgan, quien
cayó sin ofrecer resistencia. Una vez hecho eso, el extraño ser volteó y
observó a los dos orains que estaban paralizados del miedo.
—Ahora es el turno de estos. ¡Mátenlos! —ordenó.
—¡¿Q-Qué?! —Alcanzó a decir uno de los titanes.
Acto seguido, los otros dos hombres grises atacaron a los colosos y
los decapitaron sin que estos tuvieran tiempo de reaccionar. Un relámpago
se oyó en el cielo, y el líder grisáceo se acercó nuevamente a la entrada del
búnker. Este tomó la trompeta y la sopló hacia el interior por varios
segundos.
Unos minutos después, una multitud de seres grises comenzó a salir
lentamente. El líder sonrió y volteó en dirección al territorio de Astoriu. Él