Génesis
En cierta ocasión, un desequilibrado residente en Tel Aviv decidió que
había que reeducar a esos cristianos alcohólicos que alardeaban de sus
riquezas y poderío económico. Para ello, decidió escribir una Biblia para
perros, en la que el Mesías era, nada más y nada menos que un husky...
Tenía una mente tan retorcida, el pobre diablo, que, con ello esperaba
convertir al cristianismo en una religión ridícula.
En los primeros versículos afirmó, -en falso-, que cualquier perro, solo
por el hecho de haber nacido, era un pecador; Un ser culpable.
El pecado original pesaba, pues, desde la ancestral primera raza canina,
hasta el presente, -de manera secular y sistemática-, sobre todo perro
de cualquier raza y color. Debido a esa culpabilidad misteriosa, -pues
los perros, en realidad, habían sido inocentes, durante varios siglos
antes del nacimiento del Mesías Husky-, justificaron la necesidad de un
perro "salvador" que recondujera a todas las razas caninas hacia el
buen camino del Omnipresente e invisible Señor Pulgoso... Más
adelante, otros perros fieles, que no habían conocido personalmente al
Mesías, afirmaron que los perros habían perdido la inocencia en
el momento en que dejaron de ladrar y empezaron a balbucear y gemir
la sagrada lengua Husky(1). Cuentan, también, que fue entonces,
cuando aconteció la divina separación de sexos y la designación de un
nombre propio para cada perrito recién nacido. Desde ese crucial
momento, los perros que, sin excepción, tomaron consciencia de ser
seres individuales únicos, comprendieron, sabiamente, que ellos eran la
raza elegida.
- Ja ja ja-, rio el perro Sanbernardo Abel-, al leer estos primeros versos
de la Bíblia de Tel Aviv-, esta Biblia parece haber sido sacada del cajón
de un perro bebedor de Whisky. - La escribió el pastor Aarón Safed-. Sabemos que Aarón bebe vino