Revista JAM IN Nº2

(jaminmag) #1

duda, de dos fuentes: la música culta^9 y la popular, mejor aún la
folklórica^10. Si de la música culta se trata, no olvidar el clasicismo por
lo nuevo y revolucionario, o viceversa. Pero lo mediocre, sea culto
o popular, antiguo o moderno, debe proscribirse sin miramientos.
Si es igualmente fácil, como lo prueba la más elemental práctica
pedagógica, lograr que el niño y el estudiante en general asimilen lo
superior, lo medio y lo inferior, en materia musical, ¿qué nos obliga
a darle precisamente lo último? ¿qué nos impide proporcionarle lo
óptimo? ¿La costumbre? ¿La tiranía del ambiente? No; es nuestra
complaciente pereza; nuestra cobardía frente a las dificultades
iniciales.


Si la música no interviene con todo su poder y la excelencia
de sus métodos más prestigiosos en la educación integral del
hombre, o lo hace con sus peores recursos, las consecuencias, no
por sutiles menos penosas, se revelarán en lo psicológico, de igual
modo que la alimentación deficiente o el ejercicio inadecuado en
lo físico.


Esas consecuencias pueden


resumirse así:


a) Si la música no interviene más activamente en la tarea no
sólo escolar, sino a través de todo el proceso educativo, medio
y superior, su ausencia será experimentada en lo social como
la del oxígeno en medios enrarecidos o inficionados. Cuando


9 Se debería identificar a la música “culta” utilizando el concepto que expone
Coriún Aharonián: es “el estrato diferenciado propio de la cultura europea occidental
del periodo burgués, conocido también por otros términos no menos ridículos”
(Músicas populares y educación en América Latina, p. 1) (N del E).
10 Según un artículo escrito por Luis Sandi, publicado por la revista Universidad
de México, la música folklórica consiste en “creencias colectivas sin doctrina y
prácticas colectivas sin teoría” (N del E).


Una década sin educación


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