DE_2009_salud_cardiovascular

(tlittels) #1
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LA ABLACIÓN DE TAQUICARDIAS

la vena femoral derecha, a la que se accede desde la ingle.
Los catéteres se avanzan guiados por fluoroscopia (rayos X)
a través de las venas y se colocan en lugares concretos del
corazón. Ello permite estudiar la activación eléctrica del
corazón durante la taquicardia.
Posteriormente se introduce un catéter de abla-
ción, cuyo extremo se coloca en puntos del corazón que
se consideran vitales para el origen o el mantenimiento
de la taquicardia y se aplica radiofrecuencia, que pro-
duce una pequeña quemadura, en la zona de contacto.
Dependiendo del tamaño y la accesibilidad de la zona
que tratar, pueden requerirse varias aplicaciones de radio-
frecuencia, en el mismo sitio o en distintos lugares, para
completar la ablación. A veces la taquicardia procede de
las cámaras cardíacas izquierdas, a las que no se puede
acceder directamente desde las venas. En estos casos
hay que introducir el catéter de ablación desde la arteria
femoral, en la ingle, o atravesar el tabique que separa la
aurícula derecha de la izquierda mediante una punción
transeptal.
La mayor parte de los procedimientos de ablación
se pueden realizar exclusivamente con anestesia local en
las zonas de punción. Sin embargo, para mejorar el confort


del paciente y reducir la posible ansiedad y el nerviosismo
de éste ante el procedimiento, se suelen emplear grados
variables de sedación y anestesia. Habitualmente se admi-
nistra un sedante suave antes de la ablación, y durante ella,
dependiendo de cada procedimiento y de la tolerancia del
paciente a éste, se podrán administrar anestésicos para
conseguir un grado de sedación más profundo.
Algunas arritmias que pueden aparecer durante la
prueba requieren terminarse mediante un choque eléctrico
(cardioversión), que se hace bajo un breve período de anes-
tesia general. Las ablaciones en niños o en pacientes poco
colaboradores también se hacen bajo anestesia general.
Los pacientes en quienes se realiza una ablación
bajo anestesia local están conscientes durante el procedi-
miento y pueden comunicarse con los médicos y enferme-
ras. Estos pacientes pueden sentir palpitaciones, entre las
que se incluyen las producidas por su propia taquicardia.
Las molestias de las aplicaciones de radiofrecuen-
cia son muy variables, dependiendo de su localización y
de cuestiones personales. Algunos pacientes pueden no
sentirlas en absoluto, mientras que otros pueden perci-
birlas como muy dolorosas. En este último caso, el dolor
se suele percibir como una presión en el pecho, en oca-
siones irradiada hacia la espalda, los hombros o el cuello,
mientras se esté aplicando radiofrecuencia. Al terminar la
aplicación el dolor debería ceder, si bien puede quedar
una leve molestia residual durante los siguientes minutos
u horas.
Algunos pacientes pueden tener dolor de espalda,
principalmente en la zona de los riñones, por el simple
hecho de permanecer inmóviles sobre la mesa de la sala
de electrofisiología durante el tiempo que dura la ablación.
Este tipo de molestias mejora significativamente con anal-
gésicos intravenosos. Sin embargo, para evitarlas y aumen-
tar la comodidad del paciente, cada vez más centros rea-
lizan una sedación o una anestesia completa durante la
ablación.
La duración total del procedimiento de ablación es
muy variable dependiendo de la dificultad de cada caso; el
promedio es de tres horas.

Resultados de la ablación
La eficacia de la ablación varía según el tipo de taquicardia
y la experiencia del equipo médico. En determinadas cla-
ses de taquicardias (como las taquicardias supraventricula-
res y el flúter auricular común), la eficacia se acerca al cien
por cien en manos experimentadas.

En la parte superior izquierda aparece una tomografía axial compu-
tarizada cardíaca de un paciente con taquicardias auriculares que iba
a ser sometido a un procedimiento de ablación. En la parte inferior
derecha se ve la integración de la imagen previa en un sistema CARTO®
de navegación electroanatómica que muestra el punto de origen de
la taquicardia, representado en rojo, y la ruta que sigue la activación
eléctrica cardíaca codificada en color. La aplicación de radiofrecuencia en
este punto de origen de la taquicardia curó definitivamente al paciente.

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