DE_2009_salud_cardiovascular

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QUÉ ES UNA DILATACIÓN DE LA AORTA TORÁCICA Y ABDOMINAL

en la evaluación del riesgo de rotura del aneurisma y la
mortalidad de la intervención han establecido las situacio-
nes en las que está justificado recomendar la corrección
del aneurisma.
En primer lugar, deberán ser intervenidos aque-
llos pacientes con aneurismas que presenten síntomas.
En segundo lugar, se considera que cuando un aneurisma
torácico ha superado los 6 cm de diámetro es mejor proce-
der a su corrección. Lo mismo ocurre para aquellos pacien-
tes con aneurismas de la aorta abdominal con un diámetro
superior a 5 cm. Ha de practicarse en ambas circunstancias,
independientemente de que aparezcan o no síntomas. En
algunos pacientes que no cumplen estas condiciones tam-
bién estará justificada la intervención. Se trataría de enfer-
mos con historia familiar de rotura aneurismática, cons-
tatación de un rápido crecimiento o imposibilidad para
realizar un seguimiento periódico.
El cirujano valorará individualmente a cada paciente,
determinando los riesgos generales para la intervención,
comparando estos datos con el riesgo de rotura del aneu-
risma y realizando la recomendación más adecuada para
cada caso.


Métodos para corregir un aneurisma de la aorta
torácica


Los aneurismas de la aorta torácica pueden corregirse
mediante dos métodos quirúrgicos diferentes. La ciru-
gía de sustitución aórtica por una prótesis vascular con-
siste en el implante de un segmento de aorta artificial,
que se sutura a la aorta sana por encima y por debajo del
aneurisma. De esta forma, se elimina la dilatación, y el
flujo sanguíneo circula por el interior de la prótesis. Esta
técnica ofrece unos excelentes resultados a largo plazo
y ha sido la más utilizada en el mundo. Sin embargo, se
trata de una intervención de gran magnitud, que implica
la apertura del tórax y se asocia a complicaciones cardio-
pulmonares posoperatorias, a un período de convalecen-
cia generalmente prolongado y a un riesgo, bajo pero
significativo, de paraplejia (parálisis de las extremidades
inferiores).
Recientemente, se han diseñado dispositivos que
permiten realizar la intervención de una manera menos
invasiva, constituyendo la denominada cirugía endovascular.
La exclusión del aneurisma torácico puede obtenerse
mediante la liberación de una prótesis con un armazón
metálico (stent) autoexpandible, que se introduce ple-
gado en el interior de un catéter. Éste entra generalmente


por la arteria femoral a la altura de la ingle y se va diri-
giendo hasta desplegarlo en la aorta, de forma que la
endoprótesis se ancle en el segmento proximal y distal
al aneurisma. Así, el flujo sanguíneo deja de circular por
el interior de la aorta dilatada. En esta modalidad de tra-
tamiento, la endoprótesis no es suturada, sino que debe
permanecer fija por la fuerza radial que ejerce el propio
stent. Este tipo de corrección disminuye de forma notable
los riesgos de la intervención, al no precisar la apertura
del tórax, así como las complicaciones cardiopulmonares
y el riesgo de paraplejia. La recuperación posoperatoria
es mucho más rápida, con estancias hospitalarias más
cortas (2-3 días) y un menor período de convalecencia.
Sin embargo, no es aplicable a todos los pacientes. En
algunos casos, los catéteres portadores del dispositivo
no pueden progresar por arterias con enfermedad oclu-
siva o de pequeño calibre. En otros, no existirá una zona
libre de aneurisma que garantice un adecuado sellado y
anclaje de la endoprótesis. Por ello, la decisión de proce-
der a implantar una endoprótesis en la aorta torácica se
fundamentará en un análisis minucioso de la anatomía de
cada paciente.

Métodos para corregir un aneurisma de la aorta
abdominal
La reparación quirúrgica de un aneurisma de la aorta
abdominal requiere un abordaje que se lleva a cabo
generalmente mediante laparotomía. Este procedi-
miento consiste en una incisión en la cara anterior del
abdomen, aunque en algunas ocasiones puede realizarse
por un abordaje retroperitoneal mediante una incisión
en el flanco izquierdo del abdomen. Este último abor-
daje parece ser más seguro en pacientes con afectación
importante de la función pulmonar, y en aquellos que
han sufrido intervenciones previas en la cara anterior del
abdomen. El objetivo de la intervención es sustituir el
segmento de aorta dilatado por una prótesis vascular. En
ocasiones, sólo será necesario sustituir la aorta infrarrenal
mediante el implante de un tubo protésico que se sutura
proximalmente a la zona situada por debajo de las arterias
renales y de manera distal a la bifurcación de la aorta. En
casos en los que la dilatación progresa por las arterias ilíacas,
la reconstrucción se extenderá hacia ellas. En otras oca-
siones, la reconstrucción deberá extenderse hasta las
arterias femorales. Las prótesis utilizadas para este tipo
de intervención están diseñadas en forma de Y inver-
tida para adaptarse a la anatomía de las arterias ilíacas o
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